La vida de muchas especies de mamíferos es una mezcla agitada de sexo, celos y asesinatos. Algunos de los primeros casos de infanticidios a mano de los machos los documentó la doctora Sarah Blaffer Hrdy en los años 70 cuando observaba a los langures de la India. En estos grupos de primates, cuando un nuevo macho se hacía con el poder, atacaba y mataba a las crías de las hembras para que éstas volvieran a ponerse en celo, lo que llevó a Hrdy a pensar que esto daba a los machos más oportunidades de transmitir su carga genética.
El infanticidio se da entre los mamíferos más sociales.
Cuatro décadas después el equipo de Dieter Lukas y Elise Huchard ha vuelto a analizar detenidamente la cuestión con el estudio de 260 especies de mamíferos con una gran variedad de estructuras sociales, de las que 119 practican el infanticidio y 141 no. Tras barajar todos posibles factores que desencadenan este comportamiento en los machos (desde el tamaño de las camadas o las relaciones entre los miembros del grupo), los investigadores han encontrado un factor que se repite en todos y que explicaría por qué el infanticidio se da entre los mamíferos más sociales.
Infanticido en distintas especies (Lukas y Huchard)
Según los científicos, el fenómeno se produce en aquellas especies en que las hembras pueden criar en cualquier momento del año. Esta circunstancia, argumentan, produce que los machos que expulsan a sus competidores del grupo adquieran una ventaja matando a las crías, puesto que las hembras vuelven a un estado reproductivo con más rapidez. En estos sistemas la reproducción es monopolizada por una minoría de machos que tiene un periodo muy corto de tiempo para reproducirse antes de que les expulsen los siguientes machos hegemónicos.
Hay más infanticidios cuando las hembras pueden criar en cualquier momento del año.
Uno de los aspectos más interesantes del estudio de Lukas y Huchard, publicado en la revista Science, es que han observado que en algunas especies la defensa de las hembras ante el infanticidio es la promiscuidad sexual. En los grupos donde la furia de los machos se convierte en la principal causa de mortalidad infantil (como en los babuinos) las hembras comienzan a tener relación con más machos y protegen a sus crías con lo que los biólogos denominan "disolución de la paternidad". Introduciendo la incertidumbre de quién es el padre lleva a los machos a desechar la idea de matar a unas crías que quizá sean suyas. Estudios anteriores apuntaban que la monogamia habría surgido como mecanismo de defensa ante el infanticidio, un hecho para el que esta investigación no ha encontrado pruebas. La conclusión, en cualquier caso, es que el comportamiento es una consecuencia (y no una causa) de la estructura social en que estas especies se reproducen.
Referencia: The evolution of infanticide by males in mammalian societies (Science)
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