Si los máximos accionistas de McLaren no se tomaran la Fórmula 1 como negocio, diversión e incluso política, sería incomprensible que asistieran a un ridículo como el de este domingo sin sonrojarse siquiera. Al contrario. El equipo inglés solo fue capaz de poner uno de los coches en la pista, el otro abandonó antes de terminar la carrera... y ellos tan felices.
Stofel Vandoorne no tomó la salida por el enésimo problema mecánico del motor Honda. Fernando Alonso sí lo hizo, pero casi mejor que se hubiera quedado pasando la tarde con su compañero belga en el garaje. El español sufrió como siempre y, como ya no se calla una, aventó a través de la radio su profunda indignación.
Alonso: "Nunca en mi vida he corrido con tan poca potencia”
El asturiano acababa de adelantar -en una curva, por supuesto- a Palmer (Renault) y a Ericsson (Sauber), les sacó cierta distancia... y lo que vino después lo relató él mismo: "¿Cómo demonios me han adelantado? Estaban 300 metros por detrás de mí. Nunca en mi vida he corrido con tan poca potencia”. Así describía Alonso su profunda impotencia después de que le pasaran como aviones en la recta.
Con todo, pese a su enorme enfado, todavía tuvo arrestos para volver a intentarlo en las siguientes curvas. No lo consiguió. Parece que el chasis es competitivo, pero el motor Honda es un verdadero desastre. El que utlizó Alonso este domingo era nuevo... y acabó roto a dos vueltas para el final de la carrera.
El socio mayoritario de la escudería británica es el fondo inversor Bahrain Mumtalakat Holding Company, con importante participación del propio gobierno del país árabe donde se acaba de celebrar el último gran premio de F1.
En fotos e imágenes de vídeo publicadas a lo largo del fin de semana aparecen varios de los principales responsables de Mumtalakat y algunos miembros de la casa real bahreiní sonriendo y con gesto de felicidad. Es evidente que lo que más les ha preocupado estos días es el buen desarollo de una carrera cuya celebración es criticada cada año por organizaciones no gubernamentales que denuncian la situación que vive el país en el apartado de derechos humanos.
Los que mandan en Bahréin y en McLaren no se inmutan por casi nada. Para ellos, el GP es un enorme escaparate internacional; y la histórica escudería inglesa, una herramienta que les permite formar parte activa de la F1, además de explorar mercados en numerosos países a través de la prestigiosa marca automovilística.
El prestigio deportivo parece preocuparles bastante menos que al esforzado Fernando Alonso, y por eso han gozado sonrientes bajo los potentes focos que iluminan el majestuosos circuito construido en pleno desierto de Shakir.