La Copa motiva al Atlético de Madrid. Mucho más que la Liga. Aunque las obligaciones en el campeonato doméstico no descuelgan a los de Simeone de luchar por las plazas de Champions sin dejar de molestar a los de arriba. Queda claro, sin embargo, que los torneos de duelos directos representan las más firmes opciones de optar a títulos. Y con ese propósito afronta el equipo rojiblanco el torneo del KO, donde ha puesto la directa para plantarse casi ya en las semifinales. El 3-0 al Éibar en el primer asalto de cuartos dibuja un panorama diáfano pese a quedar la vuelta en Ipúrua y permite administrar fuerzas porque la eliminatoria se ha decantado. Y el Atleti lo hizo enterrando la pésima cara mostrada en Liga días atrás frente al Betis con una apuesta clara: jugar al ataque.
La vuelta a los orígenes auspiciada por Simeone ha permitido recuperar el pulso liguero gracias a la fortaleza defensiva, manteniendo la portería a cero, olvidándose del 'jogo bonito' hasta resolver por la mínima siendo prácticos. Es el Atleti más genuino de la marca cholista aunque ello provoque actuaciones poco agradables para el espectador en general. No así para los rojiblancos que saben que lo prioritario es ganar. Aunque no guste.
La Copa o el mal sabor del último choque propició rotaciones y una apuesta ofensiva total. Con Koke y Saúl al frente del juego, con las bandas para Gaitán y Correa, dejando la vanguardia a Carrasco y Griezmann. Así, el Atleti fue otro muy distinto buscándole las cosquillas una y otra vez al equipo armero hasta desarmarle con dos jugadas a balón parado y una contra. El primero y el tercero de los goles llegaron tras sendas faltas que las remataron las dos cabezas galas. Griezmann, primero, ante el fallo de Yoel y tras un cabezazo previo de Giménez en el golpe franco botado por Koke; y Gameiro, al final, remachando un envío de Antoine de cabeza tras otra falta en la frontal del área.
El áspero debate con Carrasco va cicatrizando con minutos y la confianza devuelta por Simeone. El resto lo ha de poner el belga con actitud y diligencia si bien el Cholo ha cedido en parte y alineó al extremo como delantero junto a Griezmann olvidándose a priori de pisar la denostada banda derecha. Correa no pone trabas y asume su rol. Donde sea. Igual que Gaitán, otro en la senda buena de juego y compromiso. Sin embargo, Carrasco se atrevió a correr, driblar y hacer de las suyas por la zona prohibida lo cual tampoco le causó problemas. Pero fue certero como delantero, volcado a la izquierda, para penetrar en el área, regatear y a trompicones buscar el gol que lo encontró Correa después de barios rebotes.
El premio fue máximo por esa apuesta ofensiva y lo celebraron los más de 20.000 valientes que lo mismo defienden la inviolabilidad del escudo que animan a su equipo haciendo frente al frío de una noche donde la Copa se ve mucho más cerca.