No es la mejor versión del Atlético de Madrid, pero se mantiene en la lucha por los tres títulos: Liga, Champions y Copa. El juego rojiblanco ha alternado momentos de brillante lucidez con partidos insufribles hasta para su afición. Simeone se reinventa, retoca el puzzle mientras retorna a sus orígenes a la vez que muchos de los futbolistas rojiblancos tratan de recuperar el nivel perdido. En esas variables se oscila el actual Atleti que, pese a ello, no ha perdido valor de mercado.
Pese a esta irregular campaña, cuatro de los jugadores considerados 'top' de la plantilla (Griezmann, Carrasco, Gameiro y Oblak) mantienen su elevada cotización en el orbe futbolístico como lo demuestran las suculentas ofertas que llegan al club para intentar desmoronar el proyecto. La política de renovaciones, mejora de contratos y aumento de cláusulas auspiciada por el Cholo y refrendada por Gil Marín ha frenado en parte los ambiciosos planes de los grandes de Europa y China. En enero el único movimiento que se contempla es la salida de Cerci; cosa distinta será en junio fecha para la que se trabaja en el Calderón contando con que habrá vía libre de la FIFA para fichar.
Yannick Carrasco ha sido el último futbolista señalado. Solventado su altercado con Simeone, el internacional belga ha vuelto a la dinámica del equipo sin olvidar que su agente Christophe Henrotay ha informado a los dirigentes rojiblancos de las ofertas que tiene y que se abordarían en junio. Bayern, Manchester United, Chelsea, City y Juventus son los que ya han movido ficha mostrando su interés hasta el punto de poder afrontar esa barrera de 100 millones que figura en su cláusula recién implantada tras ampliar contrato hasta 2022.
Antoine Griezmann sigue siendo la perla más codiciada del Atlético. El francés no está inquieto y ha dejado muy claro que no se moverá del Calderón; es más, quiere formar parte del histórico equipo que estrenó el Wanda Metropolitano por lo que las seducción europea no le molesta. PSG y United pueden con la astronómica cláusula de 150 millones de euros que le blinda, pero ha vuelto a ser el fútbol chino (como ya hiciera el invierno pasado) el que ha vuelto a la carga. Lo anticipó Arsene Wenger y se está cumpliendo la escapada ante las mareantes ofertas. "China parece tener el poder financiero para trasladar todas las ligas de Europa allí", dijo el técnio 'gunner' hace un año. Antoine se resiste al poder chino porque no está en su hoja de ruta dar ese salto. Eso no quita que de aquí a junio se multilpliquen las ofertas por el tercero en discordia de último Balón de Oro.
Gameiro y Diego Costa
Caso aparte es el de Gameiro, el 9 fichado después de caerse todas las demás preferencias. El ariete francés del Sevilla no está resolviendo el problema anotador del Atleti donde muchos, entre ellos el propio Simeone, se acuerdan cada jornada de Diego Costa. El delantero del Chelsea tiene los días contados en Londres y su vuelta a casa nadie la descarta después de abordarlo sin suerte el pasado verano. Todo pasa por la venta de Gameiro, cuyo precio sigue vigente en el mercado. PSG y United le siguen de cerca. El equipo francés ya se ha reunido con los dirigentes colchoneros en varias ocasiones con un objetivo claro: ficharle en verano. Los 60 'kilos' de cláusula no parecen un obstáculo para un delantero que no ha cuajado de rojiblanco, pero que mantiene su peso internacional.
No por ser el último es el menos importante. Su peso en el Atleti es incuestionable y los méritos del equipo a nivel defensivo vienen en gran parte por su culpa. Jan Oblak vale lo que figura en su blindaje (100 millones) y los vale aún estando lesionado. El esloveno ya pudo salir el verano pasado ante los intentos de un Manchester United que le tiene como prioridad pese a tener a De Gea defendiendo su meta como un número uno.
El baile de porteros que se avecina este verano puede afectar también al titular colchonero pese a que ahora sea Moyá quien ocupe su puesto. La Premier parece un destino preferente aunque una venta significaría una compra para una posición intocable, según el Cholo. El United es la amenaza para un Oblak afianzado, héroe para los colchoneros que tiemblan ante un ofertón inglés para llevárselo.
