La famosa 'operación Simeone' 2020 ha adelgazado y, de repente, los seguidores del Atlético han conocido a través de diferentes medios de comunicación que club y entrenador han llegado a un acuerdo para reducir dos años lo que estaba firmado. El contrato, que ligaba a ambas partes hasta 2020, lo hace ahora sólo hasta 2018.
Desde las oficinas del club insisten en vender dicha reducción como "algo normal", enmarcándolo en una cuestión de "competitividad", pero la mayoría de atléticos han recibido la noticia con cierto desasosiego.
No es el primer roce entre la directiva y el técnico argentino en el capítulo laboral. Tras perder la final de la Liga de Campeones ante el Real Madrid en Milán, el Cholo encendió la primera luz de alarma cuando, al hablar de su futuro, dijo: "Es momento de pensar". Y a partir de ahí, el silencio.
Pasaban los días, las semanas, y crecía el desasosiego rojiblanco. Tanto, que Miguel Ángel Gil Marín, consejero delegado, viajó a Buenos Aires para reunirse con Simeone. Allí fue donde se fraguó una mejora considerable del sueldo, con cláusula recíproca de indemnización para cubrir tanto un posible despido como una espantada del Cholo. Sólo había una excepción: si era la selección argentina la que llamaba a la puerta.
Sin embargo, el entrenador ha ido rumiando la duración excesiva de ese contrato que amplió en 2015, aliñado además con las promesas incumplidas de algún fichaje de relumbrón.
Aunque los triunfos en Vigo y Eindhoven han enderezado el rumbo, los dubitativos comienzos en Liga no hicieron más que confirmar las dudas de Simeone en cuanto a la respuesta del equipo y del club a una exigencia tan brutal como la suya durante un tiempo tan prolongado.
Por eso, y antes de que la situación se enquistara de verdad, ambas partes han convenido en recortar dos años una relación que comenzó en julio de 2011. Salvo nueva ampliación y, como muy tarde, su fecha de caducidad es 2018.