En septiembre de 2015, siete personas -dos de ellas menores de edad- murieron después de ser atropelladas por un coche que participaba en el Rally de La Coruña. Otro accidente mortal en una macabra lista fruto de las deficiencias en materia de seguridad que afectan a los espectadores que acuden a estas pruebas automovilísticas.
Los principales culpables de dicha inseguridad son los cafres que, por desidia o por narices, se colocan en las zonas prohibidas. Son aficionados con tan pocas luces que ni siquiera una tragedia tan espeluznante como la de hace dos años en este rally gallego les hace reflexionar ni, mucho menos, rectificar y cumplir la normativa.
En los rallys sobran gente. Las organizaciones no pueden hacer más sin apoyo de las fuerzas de seguridad. pic.twitter.com/S5xgrwuUKe
— Rubén Otero (@RubenOteroDo) February 11, 2017
non aprendemos
— Diego Vázquez (@diego_vazquez32) February 11, 2017
@jgonz68 no aprendemos manda cojones joder.
— Fernando ARTIME (@FaArtime) February 11, 2017
@Yerayfotosport no tienen excusa,no son 4 gatos,al final nos cargamos los rallys.
— Victor (@VicMreyes) February 11, 2017
Tramos neutralizados
Víctor Senra (Ford Fiesta R5) ganó este sábado el XXI Rally de La Coruña, que llevó el lema "In Memoriam" en recuerdo a las citadas siete víctimas mortales de su edición anterior.
Evidentemente, los organizadores dieron prioridad a la seguridad, es decir trataron de llevar este asunto a rajatabla, y elló provocó retrasos en las salidas de algunos tramos y la neutralización de uno de los previstos para la tarde.
Año y medio después de la trágica edición de 2015 numeroso público acudió a los tramos para seguir de cerca la evolución del rally, que se lo adjudicó Senra con más de quince segundos de ventaja sobre Iago Caamaño (Ford Fiesta R5). Iván Ares (Porsche 997) completó el podio de la prueba, a la que se inscribieron 80 pilotos.
Por seguridad, algún tramo matinal y también el de primera hora de la tarde comenzaron con retraso para colocar a los aficionados que se habían situado donde no debían. Estas alteraciones molestaron a los pilotos, especialmente a los que salieron con los neumáticos más fríos.
La organización, además, neutralizó el segundo tramo previsto para la jornada vespertina, que pasaba por la localidad de Cerceda, por la gran afluencia de público y la situación incorrecta de algunos espectadores. La segunda pasada por ese mismo sector, que cerró el rally, sí se pudo disputar.
"Colocarse diez metros más cerca o más lejos no os supone nada, pero supone mucho para la organización, los pilotos y, sobre todo, vuestra propia seguridad", llegó a publicar la organización en las redes sociales tras la neutralización del sexto tramo del rally. Da igual. Los cenutrios que se juegan su vida en cualquier cuneta no atienden a razones.
Mayor tragedia de la historia
La edición de este año no pasó por el ayuntamiento de Carral, escenario de la mayor tragedia del deporte español el 5 de septiembre de 2015 cuando perdieron la vida siete personas que fueron arrolladas por uno de los vehículos que participaban en el rally.
Los organizadores, la escudería One Seven Racing, intentaron que la prueba se celebrara nuevamente en septiembre de 2016, pero fue suspendida por falta de financiación, igual que el segundo intento, el pasado mes de diciembre.
A la tercera, consiguieron que se celebrara la prueba y que, además, abriera el campeonato gallego de 2017. La organización diseñó un recorrido de 350,92 kilómetros, de los cuales 69,62 correspondían a ocho tramos cronometrados por carreteras asfaltadas cerradas al tráfico en las localidades coruñesas de A Laracha, Aranga, Arteixo, Coirós, Culleredo y Cerceda.