Hace mes y medio, Carlos Velasco Carballo fue invitado una tertulia sobre fútbol base en el municipio de Humanes de Madrid. Al final de la misma, el árbitro madrileño sorprendió a los asistentes cuando le mostró simultáneamente al alcalde su regalo: dos tarjetas, una amarilla y una roja. Una broma.
Menos gracia les hizo ayer a los griegos la actuación del único colegiado español que pitará en la Eurocopa 2012. Sobre todo, en la primera parte, cuando expulsó de forma incomprensible a Papastathopoulos y no apreció un claro penalti por mano de Perquis en el área polaca.
Tampoco ha mostrado esa vis cómica Velasco Carballo durante la recién concluida Liga española. Así, en los 19 partidos dirigidos expulsó a 16 jugadores, casi a uno por encuentro.
Ayer, en el partido inaugural del torneo Polonia se adelantó merced a un gol de Lewandowski, pero Grecia no se derrumbó y en la segunda parte, con un jugador menos, Salpingidis logró el gol del empate. Y pudo haber protagonizado la primera gran sorpresa del campeonato si Karagounis no falla el penalti cometido por Szczesny, portero polaco que derribó con descaro a Salpingidis y fue expulsado. Tyton, guardameta suplente, adivinó el lanzamiento y salvó del desastre a uno de los anfitriones.
Todavía pudo Velasco ahondar en la herida griega cuando anuló un gol a los helenos por fuera de juego de Salpingidis. En este jugada, acertó. Y además, no expulsó a nadie.