La semifinal de ida de la Champions ha dejado una víctima en las filas blancas: James Rodríguez. El colombiano ha desaparecido de la alineaciones hace tiempo y desde la aparición estelar de Asensio se ha convertido en último recurso de Zidane en el banquillo madridista.
La confirmación de Isco, al que el club aprieta para que renueve mientras Zidane le da minutos, la irrupción de Asensio y la confirmación del versátil Lucas Vázquez han condenado a James a un rol residual que le convierte en carne de traspaso. El club tantea el mercado internacional buscando ofertas por el jugador, pero el único interés que ha recibido llega de Inglaterra con unas expectativas económicas muy por debajo de los 60 millones que el Real Madrid espera ingresar por su traspaso.
El jugador ha insistido en que su intención es quedarse, pero Zidane sigue sin darle unas oportunidades que no se ha ganado. Florentino Pérez ha perdido la fe en el futbolista por el que pagó 84 millones de euros y ahora en el club le ven como la llave para cerrar el fichaje de Hazard. Su traspaso serviría para pagar parte del importe del fichaje del 'galáctico' belga, jugador por el que se ha encaprichado el presidente que cuenta con el beneplácito del entrenador.
Los 318 minutos jugados en Champions por James retratan una realidad sangrante para el futbolista, que no ha anotado ni un gol y en los tres últimos partidos de eliminatorias de la Liga de Campeones ha disputado siete minutos. Los que le dio Zidane en Múnich tras sustituir a Benzema en el minuto 83 en Múnich. El Real Madrid se juega la temporada en estas semanas y James Rodríguez asiste como testigo de excepción mientras Zidane y el club le enseñan la puerta de salida.