El milagro Simeone no termina. Más allá de su oratoria pública victimista, siempre muy por debajo de la verdadera dimensión y ambición de su desafío, su Atlético llega de nuevo grande a este tramo del curso. Sorprendentemente grande, después de ver rebajada notablemente la categoría de su plantilla y tener que reiventarse; jugar a lo mismo, pero a otra cosa. El Cholo lo ha vuelto a hacer.
Mandzukic no es Diego Costa, ni se parece. Y sin embargo el Atlético ha dado un giro de tuerca a su juego para que el final de sus jugadas tenga el mismo efecto dañino sobre los rivales. No parecía el croata un futbolista a la medida del traje del Cholo y sin embargo a estas horas encaja sin una arruga. Da incluso la sensación de que es el nueve que necesitaba. Los milagros del Cholo.
Lo de Filipe Luis ha resultado todavía más inteligente. El Atlético en movimiento (a balón parado sigue siendo la máquina fiable de toda la vida gracias sobre todo a la bota de Koke) se basaba en las superioridades que Arda, Koke y Felipe generaban por el costado izquierdo. Invitaban a los rivales a ir por allí y dibujaban triangulaciones imposibles de desanudar. Se fue Filipe y Siquiera y Ansaldi no tienen ese toque en el zapato. No había forma ni de acercarse, batalla perdida. Así que lo ha hecho el Cholo es cambiar al Atlético de costado. Arda por la derecha es, además de con Koke, que está en todas partes y cada vez mejor y más importante, con quien busca las carambolas es con Juanfran. Y le salen. Los milagros del Cholo.
Hasta Giménez parece un veterano como defensa central, ha hecho que la baja de Miranda ni se note. Aunque el mérito de eso da la sensación que es más atribuible a Godín, posiblemente a estas horas el mejor central sobre la tierra (bueno, después de Cristiano, no se vaya a enojar el régimen).
Es verdad que el grueso permanece, los hombres fuertes del Cholo (los centrales, Tiago, Gabi y Koke), y eso hace mantener la esencia. Pero el Atlético es otro. Y ha sabido jugar a lo mismo jugando a otra cosa. Los milagros del Cholo.