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Engordando a Cristiano

  

La propaganda no se para ni a tomar un café. No descansa. Cristiano, Cristiano, Cristiano. Ya no discute si se trata del mejor jugador de su tiempo, plaza que se da por conquistada, sino que ahora se ha propuesto elevarle a mejor jugador de todos los tiempos. Y también ganará la batalla, porque sus apóstoles son influyentes, indesmayables y muy eficaces. Derrotado Messi, ahora van a por Di Stéfano, Pelé, Cruyff y Maradona. Florentino Pérez ha señalado el camino, el propio futbolista ha mimetizado el desafío ("el mejor jugador de siempre") y los catequistas ya están manchando las paredes con el debate. Cristiano, Cristiano, Cristiano.

Y sí, el asunto puede verse hoy como una herejía o una temeridad. Pero concédanse dos semanas. O dos meses. También se santificará esa fiesta. La oración se recitará cada mañana en los colegios. Y al que no rece en alto el primer mandamiento se le suspenderá o directamente se le desconsiderará. Cristiano, Cristiano, Cristiano. Será el mejor por agotamiento. Este partido no se juega sobre el césped. Estas cosas se fabrican fuera, o se empujan, tenía razón el ideólogo del plan. No están al alcance de cualquiera, pero sí de quien tiene la mejor y más poderosa maquinaria.

Cuando la denuncia, hace un par de años, el asunto sonó a pataleta. "Si es que me dejan solo", lloró el propio protagonista. Y desde entonces, nunca más. Cristiano vive en permanente semana de campaña. Se aplica el Real Madrid, se aplican sus compañeros (que no se pierden ya ninguna de sus misas) y se aplican los medios con quienes comparten intereses comerciales o de audiencia. Y efectivamente se trataba de eso. Cristiano, Cristiano, Cristiano. Es el mejor jugador del momento. Es el mejor jugador de su tiempo. Y será el mejor jugador de todos los tiempos. El aparato ya está en ello.  

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