Jesús Samper, presidente del Real Murcia, está contra las cuerdas. Su lucha contra el reloj que le marca Hacienda y el concurso de Acreedores en el que se halla inmerso el club le han hecho recular. Eso y los pequeños accionistas y peñistas que este miércoles, en una reunión en Madrid con el mandamás de los granas, le expusieron un ultimátum sobre el que no ha encontrado salida el dueño del club. Vende el club o lo regala. Y al final, ambas premisas cumplirá. A cambio de un euro dejará el club al mejor postor.
Eso sí, con trampa. El que quiera hacerse con el mismo a cambio del 88% de las acciones de Samper deberá asumir una deuda de 30 millones de euros; 11 con la Agencia Tributaria y 19 que quedan por pagar del concurso de acreedores. Además, como gesto de buena voluntad, según él, perdonará 10 millones que ha puesto al club tras más que quince presidiéndolo.
Tras el varapalo del descenso de este verano, la soga al cuello que tiene el equipo murciano es el próximo pago del concurso, cercano a 4 millones de euros, que tendrá que afrontar antes de fin de año. No hacerlo puede hacer que algunos acreedores soliciten la disolución de la sociedad, algo que se rumia en el ambiente de la ciudad tras el guión disparatado de un agosto que ha hecho mucho daño a Samper.
Enfrentado a la afición, a los jugadores y a las instituciones no le queda otra salida que huir, pero negocios que aún le interesan en la Región, como el Parque Paramount, le han hecho reconsiderar su actitud. De ahí que venda el club a precio de saldo, un lavado de imagen de cara a la galería.
