"No molesten, amigos. Son horas de dormir, no de fútbol". Con este mensaje escrito en una gigantesca pancarta desplegada en la grada que ocupan los bulliciosos Bucaneros y las figuras de Epi y Blas acostadas sobre los asientos con almohadas y sábanas y con una pequeña pancarta que imitaba el típico bocadillo de los tebeos: "Epi, ¿el fútbol no era los fines de semana".
Así fue la original protesta de la afición del Rayo al empeño de la Liga de Fútbol Profesional (LFP) en programar los partidos a unas horas -e incluso días- intempestivos. Esta vez fue el conjunto vallecano, aunque las quejas llegan desde todos los equipos. Además, los Bucaneros no accedieron al estadio hasta el minuto 24 de partido. Normal que los cronistas visitantes destacaran que ver el fondo de Vallecas absolutamente vacío y en silencio impresiona. Más aún con el partido en juego, como ocurrió este viernes y con el Levante como rival, un encuentro en el que, por cierto, los de Paco Jémez perdieron 1-2 sin merecerlo.
La parodia de Epi y Blas fue la protesta hacia los infames horarios nocturnos y alevosos que Javier Tebas, presidente de la LFP, se ha empeñado en instaurar, doblegado a un operador televisivo que no duda en pisotear los derechos de los aficionados que acuden a los campos. Las jornadas de Liga no se disputan los fines de semana, que es cuando los abonados pueden acudir a ver a sus equipos, sino que se han ampliado a viernes y lunes, y con unos horarios que dificultan aún más la asistencia.
De hecho, el Rayo Vallecano-Levante se disputó este viernes a las 23:00 horas. En el minuto 23, los Bucaneros entraron corriendo en la grada al grito de "¡vaya puta mierda de horarios!" y dedicaron insultos a Tebas. Todo ello sin provocar ningún incidente, de manera siempre pacífica, lo cual debería hacer recapacitar aún más si cabe a la Liga.