Gianni Infantino, el nuevo Papa del fútbol mundial ha decidido ampliar el negocio y repartir más cartas en la mesa a nuevos jugadores en su calidad de presidente de la FIFA. Desde 2026 el Mundial de fútbol tendrá 48 participantes, ampliando en 16 más los que ya la juegan.
Esto implica un cambio de estructura competitiva, ya que ahora con el nuevo formato habrá 16 grupos de tres selecciones. Los dos primeros se clasificarán para dieciseisavos y, a partir de esa ronda, se jugarán eliminatorias a un partido.
Esta medida amplia el múmero de partidos de 64 a 80 partidos, lo que invita a pensar que la competición aumentaría también su duración. Sin embargo, para no entrar en guerra con los clubes, la FIFA ha mantenido inteligentemente los días de competición en los vigentes 32 que ya existen.
Esta medida aportará más visibilidad a la competición y recaudará más dinero para la FIFA en derechos de televisión, al tiempo que amplia las fronteras del negocio. Sin embargo, esta decisión rebaja el nivel del juego y el de los partidos. Y con ellos el del interés de uan primera fase absolutamente prescindible en la que quedarán eliminados 16 equipos, curiosamente el número de equipos que aumenta con esta controvertida decisión votada por unanimidad en la obediente FIFA.
Además, se invita a abrir la organización a más de un país de un continente, dado que el número de países participantes supone un problema logístico importante para los países. Crece el business, más dinero para las arcas de la FIFA, ese ente corrupto que está judicializado por los oscuras maniobras de su anterior presidente, Joseph Blatter, y su pecuniaria relación con Michel Platini, ex de la UEFA, y padrino de Infantino.
