Uno, que es de pueblo y siente simpatía por un equipo más familiarizado con los descensos que con la mochilas de Gucci, observa, entre atónito y fascinado, cómo las trincheras azulgrana y merengona se echan en cara ayudas arbitrales y suculentos regalos como pines, banderines y bolígrafos desde las portadas de sus medios afines. Han leído bien, Real Madrid y Barcelona. ¡Cuánto se echa de menos a Jesús Gil!
Quizás por ser de pueblo mantengo la creencia de que los árbitros se equivocan indiscriminadamente, como lo hacen Benzema, Torres o Alcácer ante la portería rival o Danilo, Mathieu o Savic en su área. Pero no es menos cierto que son humanos y resulta más comprometedor pitar un penalti al Real Madrid o al Barcelona por la trascendencia que tiene, especialmente en tertulias, late shows de televisión o periódicos tomados por hooligans y periodistas, tanto da pues ya se consideran sinónimos. La 'trincherización' del fútbol se está cargando este deporte con la excusa de engordar el negocio.
La 'trincherización' del fútbol se está cargando este deporte con la excusa de engordar el negocio"
Sería divertido que alguien preguntase a la centrales del Éibar o a los laterales del Sporting qué piensan de la 'persecución' del colectivo arbitral a los de Luis Enrique y Zidane. Sumen a esos reproches la indignación de Florentino Pérez por la realización televisiva de los partidos del Real Madrid que hace el 'antimadridista' Javier Tebas ("no soy hipócrita, soy madridista") o los comentarios de los periodistas forofos (que vienen siendo aquellos que no pacen en su abrevadero).
El asunto ha llegado a tal grado de paranoia que Tebas presume de transparencia al mando de la Liga, Florentino denuncia manipulaciones y Real Madrid y Barcelona lamentan conspiraciones arbitrales en su contra. Lo peor es que de tanto repetirlo muchos comienzan a creerse lo que leen, oyen o ven. Llegados a este punto, solo se me ocurre parafrasear a un ilustre madridista con 30 años de antigüedad como socio: Mariano Rajoy Brey. "Florentino, sé fuerte!".
