Johan Cruyff fue único en vida y especial en la hora de su muerte. Como solía hacer con el balón en los pies, el holandés se fue de este mundo por sorpresa. Era conocida la gravedad de su enfermedad -cáncer de pulmón-, pero el desenlace fatal fue rápido e inesperado.
El Flaco dijo adiós un Jueves Santo, en pleno comienzo de las sagradas -en todos los sentidos- y masivas vacaciones de Semana Santa en España. El día en el cual las redacciones de los medios de comunicación están en cuadro, Cruyff decidió morirse y, otra paradoja genial, con su muerte resucitó al periodismo deportivo.
El último logro de Johan es haber llenado otra vez de fútbol, y nada más que fútbol, las secciones de deportes de diarios, televisiones, radios y páginas web
Los jefes de sección más previsores siempre tienen en la nevera algunas páginas preparadas para los despliegues necrológicos que merecen figuras universales cuyo fallecimiento se anuncia cercano.
A buen seguro que algunos periódicos ya habían maquetado hace tiempo varios reportajes sobre el genial holandés, pero muchos de los artículos leídos estos días rezuman tanto sentimiento que casi se puede apostar por su inmediatez.
Sea como fuere, el verdadero logro de Johan es haber llenado otra vez de fútbol las secciones de deportes de diarios, televisiones, radios y páginas web. Párrafos, fotos, audios, vídeos y megas de fútbol sin adornos.
Análisis como el de Santiago Segurola en la contraportada de Marca trufado con deliciosos y definitorios recuerdos como este: “Un día antes de un partido con el Valencia, que había obtenido cinco puntos de ventaja sobre el Barça, Cruyff comunicó la alineación. Era un momento crítico. 'Eusebio jugará de lateral derecho, Koeman en el centro de la defensa y Witschge en el lateral izquierdo', dijo. Varios jugadores se llevaron las manos a la cabeza. El Barça ganó 3-0. Guardiola suele confesar que aquel día comprendió el ideario de Cruyff”.
Páginas que tocan el corazón como la de Luis Martín en El País, donde desvela el reciente viaje de Cruyff a Israel para despedirse de Jordi, su hijo futbolista: “hace 25 años, apenas unas horas antes de entrar en un quirófano de la clínica Sant Jordi para operarse a corazón abierto siendo entrenador del Barcelona, Johan llamó a Jordi, entonces con 11 años. Ayer, amigos íntimos entendieron ese viaje a Israel de Johan como su último pase”.
Columnas de opinión como la de Martí Perarnau en Sport. Su título, El Hombre Sin Miedo, lo dice todo: “No tenía miedo -y si lo tenía, lo regateaba-, lo que le permitía afrontar cualquier desafío. Johan vivió desafiante y desafiando”.
Artículos de deliciosa didáctica como el de Orfeo Suárez en El Mundo: “Al llegar al club, Cruyff le dijo a Rexach, su segundo, que buscara 'peloteros' fuera donde fuera. Rexach le dijo que fueran a ver a un tal Eusebio al Calderón. Después del partido, Cruyff le dijo a su inseparable: 'No la ha tocado, pero que le fichen'. Del mismo modo llegó Michael Laudrup, decaído en la Juventus. La decisión más irreverente entonces fue la de alinear tres defensas, en un sistema 3-4-3. Sólo el Bernabéu le hacía desdecirse.”.
Semblanzas con tintes de rivalidad sana como la que firma Luis Villarejo (Agencia EFE), publicada en Mundo Deportivo: "Para el recuerdo, Butragueño imitando a Johan en el famoso Dinamarca-España del Mundial 86 en Querétaro. A punto entrar en él área, Butragueño esconde el balón, lo pasa por detrás de tacón y provoca el penalti de Jesper Olsen. Aquello fue una acción con Cruyff en la memoria".
Documentos imperdibles como el vídeo del diario As titulado "Johan Cruyff: 5 goles para el recuerdo de El Flaco":
Y así, con semejante despliegue de talento y deportividad -en el más amplio sentido del concepto-, todos los medios de comunicación. Lo que unido al respeto y la prudencia mantenidos durante la enfermedad de Johan Cruyff llevó este martes a su hijo Jordi a tener cariñosas palabras de agradecimiento "por primera vez" hacia la prensa deportiva.