El kazajo Alexandr Vinokourov, del Astana, es el nuevo campeón olímpico de ciclismo en ruta, al vencer en The Mall londinense por delante del colombiano Rigoberto Urán, que tocó la gloria dorada pero se tuvo que conformar con la plateada. Vinokourov, que releva en el palmarés al español Samuel Sánchez, tendrá una retirada dorada, algo hasta hace muy poco impensable. El pasado año estuvo más cerca de la retirada que de la continuidad, pero finalmente optó por no arrojar la toalla. Merced a su inteligencia táctica y potencia, puede dejar el ciclismo en activo, si es que no vuelve apostar por seguir, con un oro y con la condición de campeón olímpico de la prueba más veterano.
El kazajo superó con su potencia habitual, inconfundible, en los últimos metros a Urán, con el que se había escapado a poco más de siete kilómetros de la meta, instalada en las cercanías de Buckingham Palace. Ante la falta de acuerdo en el resto de componentes del grupo que estaba escapado, ambos se jugaron el triunfo y el kazajo se mostró mucho más poderoso, sobre todo tras un incomprensible despiste del colombiano.
El noruego Alexander Kristoff completó el podio al ganar en el esprint al resto de componentes del grupo que se había escapado del gran pelotón y en el que se encontraban más de veinte hombres, muchos ilustres del pelotón internacional, entre ellos los españoles Alejandro Valverde, Luis León Sánchez y Jonathan Castroviejo.
Lo que se presumía que iba a ser una fiesta del ciclismo británico se convirtió en una inesperada algarabía para los tres medallistas. Ninguno entraba en las quinielas, que estaban centradas en el equipo de Gran Bretaña, con el tiburón de los sprints, Mark Cavendish, a la cabeza, y el ganador y el segundo del Tour, Bradley Wiggins y Chris Froome, y David Millar, como escuderos de lujo. Todos apuntaban a Cavendish, vigente campeón mundial, como el más firme candidato al oro, pero, como habían advertido la mayoría de los rivales la clave para neutralizar al 'imperio británico' era endurecer la carrera.
Y así ocurrió, porque desde los primeros kilómetros, al amparo de un ataque del holandés Lieuwe Westra, se formó un nutrido grupo de una docena con corredores, entre ellos el joven español Jonathan Castroviejo. Una caída, en la que se vio inmerso el español Fran Ventoso, quien regresó a la prueba con un golpe en la rodilla, alteró la tranquilidad del pelotón, pero fue por poco tiempo, si bien la ambición de dos de los grandes del panorama internacional, el italiano Vincenzo Nibali y el belga Philippe Gilbert, elevó la exigencia para los compañeros de Cavendish.
El extenso grupo puntero comenzó la guerra de guerrillas con veinte kilómetros por disputarse, justo después de que Cancellara, que a la vista de cómo se encontraba la carrera se presentaba como el gran favorito, se cayera en una curva y se topara con una valla. Sin el helvético, la armada suiza dejó de trabajar para llevar un ritmo alto y el festival de ataques fue continuo hasta que a siete kilómetros Vinokourov y Urán decidieron marcharse sin la oposición del resto de escapados.
Ni siquiera los españoles presentes en la fuga, que además tenían grandes opciones, pudieron responder. Jonathan Castroviejo, escapado desde el principio y que había hecho un trabajo espectacular, se desfondó y Valverde y León, como el resto se tuvieron que conformar con jugarse el bronce mientras Vinokourov se imponía a Urán. Los dos murcianos no pudieron rubricar el buen trabajo de todo el bloque, encabezado por Castroviejo, el benjamín del equipo que entró por las bajas de Óscar Freire y Samuel Sánchez, al que una caída en el Tour le impidió estar en condiciones para defender el oro que se colgó junto a la Gran Muralla china en 2008.