El sábado se escenificará el primer Clásico de la temporada. Un partido al que se llega con noticias diferentes en ambos equipos. El Real Madrid está crontrariado porque Gareth Bale se perderá el partido del sábado ante el Barcelona, si no ocurre un milagro en el que ni los serrvicios médicos del club creen. El jugador sufre una lesión muscular que le impedirá medirse al Liverpool entre semana y estar frente al Barcelona, una inesperada baja para el técnico italiano.
El parte médico del galés afirma que "se le ha diagnosticado una lesión muscular en el músculo piramidal derecho. Pendiente de evolución". La evolución, que ya viene de lejos, se lesionó ante el Levante según comentó Carlo Ancelotti. Sin embargo, las molestias que arrastra no han impedido que Bale participase en los dos partidos que jugó su selección la pasada semana. Después de dichos partidos las molestias han ido a más, hasta concretarse en esa lesión muscular. Y por eso el jugador se sentó en el banquillo del Ciutát de Valencia el pasado sábado. Esto abre la puerta a la entreda de jugadores como Isco, que está aprovechando las oportunidades que le ha brindado su entrenador. Por otro lado, Benzema, que no viajó a Valencia para medirse al Levante, se recupera de la fiebre con la que regresó de sus compromisos con Francia. Chicharito, que cuenta sus partidos por goles, es la otra alternativa que maneja Ancelotti.
En el Barcelona las noticias son más esperanzadoras. Luis Suárez, que podrá ser alineado por Luis Enrique tras cumplir la sanción por el mordisco a Chiellini en el Mundial, espera impaciente su momento: "Estoy listo, pero jamás iría a un entrenador para pedirle jugar y menos de la situación de la que vengo. Los partidos de la selección me han ido muy bien, los jugué a buen ritmo. "Si no juego, no me voy a enojar con el entrenador, lo entenderé. Con tal de jugar, lo haré donde haga falta, Luis Enrique tiene motivado a todo el equipo”.
