El fichaje de Luis Suárez por el Barcelona, cuyo montante total se cifra en alrededor de 81 millones de euros, más variables que podrían hacer un máximo de 94, coloca al delantero uruguayo entre los cuatro traspasos más caros de la historia, junto a los de los madridista Gareth Bale y Cristiano Ronaldo y el también azulgrana Neymar.
Además del debate puramente deportivo de si los azulgranas de verdad necesitaban reforzar su delantera con el uruguayo mientras siguen sin fichar un central y teniendo a Messi y el citado Neymar, además de a Pedro, Alexis (traspasado al Arsenal), Tello (cedido al Oporto) y Deulofeu (recuperado del Everton), en Barcelona también se debate sobre el hecho de volver a gastarse tanto dinero en un fichaje y, por si fuera poco, en un futbolista duramente sancionado por la FIFA, que ya lo fue anteriormente en Holanda y en Inglaterra por el mismo motivo: morder a un rival.
Futbolísticamente hablando, nadie duda de la fiabilidad competitiva y goleadora de Luis Suárez, tal y como ha demostrado en el Liverpool y más allá de su precio y de sus antecedentes. Sin embargo, hay voces críticas que merecen la pena ser escuchadas, sobre todo porque desmontan ese papanatismo en el que desde hace unos años ha caído la prensa deportiva española de criticar o elogiar un fichaje en función de si su destino es el Madrid o es el Barça. "Luis Suárez, un capricho de 65 millones para el Madrid ", tituló la web del diario 'Sport', un medio que ahora celebra su fichaje por el Barça y por bastantes más millones, aunque no digan menos de lo que son y serán.
Así, Sònia Gelmà escribe en fotlipou.com un interesante artículo, que titula 'Som el Madrid' (Somos el Madrid), en el que denuncia cómo el Barça está traicionando todo aquello de lo que tanto ha presumido (y muchas veces con razón) durante los últimos años. "Un jugador como Pepe con su comportamiento poco deportivo nunca jugaría en el Barça, porque somos el Barça y en can Barça los valores importan. O, ya saben, el Barça no ficharía nunca Bale por 100 millones de euros, porque somos el Barça y aquí se apuesta por la cantera, no nos podemos permitir los dispendios prepotentes que hace el Madrid".
Y prosigue: "Una especie de superioridad moral que se ha ido creando en parte gracias a una generación de futbolistas exquisitos formados en su casa de Ibrahimovic definió en tono despectivo como escolares. Gente normal, que diría aquel anuncio de Barça TV. Esta idea de equipo señor ha visto reforzada desde el banquillo con un comportamiento impecable tanto de Guardiola como de sus sucesores, Tito Vilanova y Tata Martino".
"El Barça era, a ojos del entorno azulgrana, el club del 'fair play' que se miraba desde la atalaya resto de clubes de fútbol. Desde esta posición privilegiada, las tertulias de la calle, de radio o de tele, han censurado (con razón) comportamientos esquizofrénicos como los de Pepe, ególatras como los de Cristiano, o directamente de frenopático como los de Mourinho. Como podía permitirse el 'señorío' blanco ese tipo de actitudes? Al Madrid le faltaban valores, y el Barça mientras hacía incluso un lema a las celebraciones de los títulos: el valor de tener valores. Lo recuerda, ¿verdad?".
"Cuando debe poner millones sobre la mesa, el Barça los pone, que para eso los tiene (entre otras cosas gracias al gobierno de Qatar)", escribe sin contemplaciones Gelmà, que también recuerda con acierto que "el escaparate de la última fechoría del uruguayo es demasiado grande como para que nos hayamos olvidado tan temprano, y menos aún cuando la FIFA ha puesto el foco". Y acaba: "Al Barça podría entrenarlo Mourinho y podría jugar Pepe porque, como el resto de clubes, el Barça lo primero que quiere es ganar, y después, ganar. Porque de la misma manera que se dice somos el Barça se podría decir somos el Madrid".