Los mensajes de apoyo de todo el mundo siguen llegando al hospital de Grenoble (Francia) donde ingresó el domingo y donde se le intervino repetidamente de las lesiones craneales sufridas, al caer y golpearse violentamente contra una roca en la estación de Méribel.
El mundo de la Fórmula 1 en pleno se volcó desde el primer momento en sus mensajes de apoyo -desde su compatriota y sucesor, Sebastian Vettel, al español Fernando Alonso y resto de la profesión-, igual que los extenistas Steffi Graf y Boris Becker, y los futbolistas Lukas Podolski y Per Mertesacker.
Schumacher, retirado año atrás definitivamente de los circuitos, representa no solo la pasión por los bólidos, sino también por el fútbol -como aficionado-, la motocicleta -que le costó el anterior más grave accidente de su vida, en 2009, en España- o el esquí.
"Ponte bien pronto", decía el mensaje transmitido este jueves, desde Londres, por Podolski, Mertesacker y otros compañeros del Arsenal, reproducido por el popular diario Bild.
En su chalet, cercano a la estación de Méribel, habían celebrado los Schumacher varios cumpleaños del expiloto, explicó su portavoz, Sabine Kehm, convertida estos días en rostro del entorno del siete veces campeón del mundo de Fórmula 1, mientras pide respeto a la esfera privada para la familia.
En lugar de la fiesta de todos los años, a su esposa Corinna, sus dos hijos Gina Maria -16 años- y Mick -de 14-, más el resto de familiares directos -como su hermano y expiloto Ralf- o amigos de su entorno más cercano les corresponde llegar al hospital sorteando la nube de periodistas que tratan de captar alguna imagen.
El hospital universitario de Grenoble trata de mantener a raya al gran despliegue mediático y obligó a desplazarse a los camiones y equipos de transmisión a un recinto adyacente. "Su creciente presencia obstaculizaba el desarrollo normal de la actividad hospitalaria", apuntaron fuentes del centro.
Cada una de las apariciones de Kehm ante los medios, para emitir alguna declaración en nombre de la familia o para informar del estado de Schumacher, entre un parte médico oficial y el siguiente, ha generado un gran revuelo periodístico en la puerta del hospital.
En la planta donde se encuentra ingresado Schumacher se ha establecido un dispositivo de seguridad especial, que sólo permite el acceso a sus familiares o personas de su entorno directo, pero ello no ha evitado dificultades a su personal o a los visitantes del resto de pacientes del centro.
Kehm ha explicado reiteradamente que no habrá más conferencias de prensa de los médicos si no se produce alguna evolución relevante que notificar.
Se teme, sin embargo, que el cerco mediático ira a más este viernes, en ocasión del 45 cumpleaños y pese a todas las llamadas a guardar respetuosas distancias.
Por parte hospitalaria, el equipo médico se limitó a informar, el martes, de una "ligera mejoría" del paciente, que en la noche del lunes al martes fue sometido a una segunda intervención, de dos horas, para evacuar un hematoma en el área izquierda del cerebro.
No obstante, también indicaron que quedaban "muchas hemorragias" cerebrales, sin precisar si procederían a nuevas operaciones.
Kehm ha recuperado en este trance su misión de interlocutora ante la prensa del campeón reiterado y aclarado que, contrariamente a lo que se ha dicho, Schumacher no iba a mucha velocidad en el momento del accidente -pese a que se partió el casco que probablemente le salvó ese día la vida-.
También salió al paso de presunciones de imprudencia en el reconocido fanático de la velocidad que es Schumacher y explicó que se encontraba fuera de las pistas marcadas porque justo antes del accidente atendió a un amigo que se había caído.