El Madrid y el Manchester City han empatado a uno en la ida de las semifinales de Champions League. Dos golazos, uno de Vinicius en la primera parte y otro de De Bruyne en la segunda dejan intactas las aspiraciones de final de ambos conjuntos y todo se decidirá el próximo miércoles en el Ethihad.
El Bernabéu fue testigo de un verdadero partidazo en el que ambos equipos han demostrado porque les colocan como los mejores del mundo.
Un nuevo monólogo de Pep en territorio español que acaba sin gracia
El Santiago Bernabéu recibía una nueva semifinal de Champions. Una ida en la que se verían las caras el Real Madrid y el Manchester City al igual que el año pasado, en la misma ronda y con ambos con los mismo objetivos: los blancos seguir demostrando que son los reyes de Europa y los 'citizens' conseguir una nueva final de Liga de Campeones que le dé de una vez por todas el trofeo que tanto ansia.
Y es que, por mucho que Pep Guardiola trate de quitarse la presión cediendo siempre el título de favoritos a los merengues, al conjunto británico le urge ganar una Champions que justifique el incesante goteo de dinero que ha supuesto la etapa del técnico catalán en el banquillo inglés. No obstante, el Madrid también tiene lo suyo. Su manera de tirar la Liga en favor del FC Barcelona y la insuficiente conquista de la Copa del Rey, tildan de casi obligatorio alzarse como campeones del viejo continente.
Puestos ya en antecedentes, el partido comenzó como se esperaba. El Manchester City volvió a optar por jugar cuatro centrales que se convertían en tres cuando atacaban, ya que Stones se adelantaba para situarse como un pivote más. Guardiola, fanático de las posesiones y de mimar el esférico, siempre ha priorizado madurar la jugada hasta llegar al area rival. Y así ha sido. Durante la primera media hora de partido, los 'blues' han tocado, han hecho transiciones largas de banda a banda, mareando al Madrid y han propuesto fútbol pero solo han podido cosechar un par de "UYS" en el graderío.
En cambio, el Madrid jugó su partido. Ancelotti, sabedor de que jugar a los equipos de Pep de 'tu a tu' es hacerse el Harakiri, trató de que sus jugadores estuvieran armados y bien arropados en su campo para preparar una contra desde las botas del fugaz Vinicius.Y eso hicieron sus chicos. Renunciaron al balón e hicieron una demostración práctica de buenas coberturas entre compañeros. 78-22 acabó el baremo de la posesión en favor del City.
Pero la clave llegó cuando el Real Madrid entendió en que en este tipo de partidos hacerse con las segundad jugadas es más que vital. Presionaban bien aunque les duraba muy poco el esférico, por lo que hacerse con un balón tras pelotazo les podía dar ese 'aire' que necesitaban.
Uno de los que mejor ha entendido el partido que le ha tocado jugar ha sido Camavinga. El joven medio francés, afincado anecdóticamente en la banda izquierda, cortaba una jugada y tocaba tocar la corneta para montar una contra. De sus botas nació el primer tanto del partido: Quedaba menos de 13 minutos de primera parte cuando 'Cama' volvió a ganar un duelo a su par, este, raudo dribló, encaró y apuró su banda para ceder un balón a la frontal a 'Vini'. El brasileño, sin pensárselo, pateó de primeras al balón y sorprendió a todo el mundo con un descomunal gol. 1-0 para unos blancos que disfrutaban sufriendo.
Tras el tanto de brillante Vinicius el partido perdió un poco de orden y de coherencia. Algo que a Guardiola le sentó a cuerno quemado y para Ancelotti era música celestial.
La primera acabó con la ventaja del equipo local y recordó a esos Madrid-Barça de Pep y Mou. Esos en los que los blaugranas mandaban y los merengues ganaban con mucha efectividad y poca brillantez
De golazo en golazo
La segunda mitad acabó igual de alocada y desordenada que acabó la primera. No obstante, a los 45 segundos minutos el Real Madrid salió más vivo que su rival que no se mostró tan 'disfrutón' como al inicio del partido.
Los jugadores blancos, con el modo Champions activado, dieron un paso adelante. Ampliaron su rango de presión con Camavinga y Carvajal de interiores y dificultaron enormemente la salida de balón citizen.
No obstante, a un servidor desde bien pequeñito le enseñaron una máxima del fútbol. Esa no es otra que quien perdona acaba perdiendo. Y eso pasó. El Madrid atacaba, pisaba el área rival y generaba claras ocasiones de gol pero no las materializaba, algo que le pasó factura.
Cuando los merengues eran claros superiores, cuando corría el 67 de partido una perdida de balón en tres cuartos de campo de Camavinga hace llegar el balón a las botas de Grealish. El atacante británico que s elas estaba teniendo tiesas con Dani Carvajal declinó encarar al lateral español y puso un balón templado a la media luna para que De Bruyne proyecte un misil a la portería de Courtois. El empate volvía al marcador.
A pesar de que el conjunto 'sky blue' empató el marcado, la tónica del partido no cambió. Ambos equipos hicieron gala de una extraordinaria madurez futbolística y siguieron con sus hojas de ruta por muy antagonistas que parecíeran para el momento que corría en la eliminatoria.
El City trataba de hacerse con la posesión pero ya no era la primera parte, ya el Madrid se había ensanchado y tenía ganas de disputar el esférico. No obstante el resultado ya no variaría y todo queda abierto para la vuelta que tendrá el próximo miércoles 17.