El partido tuvo de todo, y en todo se incluyen muchas cosas que son fútbol y otras tantas que no lo son. Quedó equilibrado en el marcador y, quizá, es lo más justo, aunque cualquier análisis dejaría insatisfecho a los aficionados de ambos equipo. O muy contentos, porque de todo hubo.
Antes de entrar en el partido, cuando los músculos aún no estaban estirados del todo, el Madrid ya iba ganado por un gol de Benzema. No se sabe, porque aún no había dado tiempo a vislumbrarlo, si la batalla empezó antes o después del tanto. Pero guerra hubo, el partido, durante un rato largo el encuentro pudo acomodarse mejor a las normas del marqués de Queensberry del boxeo o a la convención de Ginebra. Hubo un penalti que no se señaló de Ramos sobre Diego Costa y, fuera de esa polémica concreta, un rosario de malos gestos, patadas y llantos.
Se pueden poner muchos nombres en la lista de marrulleros. Xabi Alonso casi trincha el talón de Diego Costa, Arbeloa y Juanfran pegaron por encima de los aceptable, como Pepe y Raúl García, pendencieros habituales. Hay dos acciones especialmente notables, por indignas de un precioso deporte como es el fútbol. La primera, la simulación de Pepe, que se cubre de gloria en los derbis, primero el mocazo, y este domingo un teatro infame. El portugués tiene edad para aprender a calmarse y, en ocasiones, sus quejas y calentones ponen en más problemas a su equipo que los que solventa. La otra perla es la bravuconada del Mono Burgos, segundo entrenador del Atlético que pecó de exceso de matonismo. En un lance del partido se fue a por el árbitro y le aplacaron siete miembros de su equipo cuando ya parecía que tenían que salir los geos.
Además de las dos cumbres, el encuentro fue en bronco en general, no sólo por lo que se pegó sino también por lo que se protestó. El árbitro no supo bien cómo dirigir el partido, si bien es cierto que nadie intentó ponérselo fácil. Un añadido más, que igual tienen que aprender todos los futbolistas del mundo y buena parte de los aficionados: no todas las faltas son tarjeta. Se ha llegado a un punto en el que cualquier cosa que pasa en el terreno de juego se pide amarillo, si no roja. El fútbol se ha llenado de acusicas.
También hubo fútbol, más del que se esperaba cuando las líneas eran trincheras. Correspondió, en un primer momento, al Atlético. Simeone comprendió que podía ganar el medio del campo y que arriba, donde el fútbol concluye, tiene un gladiador tremendo llamado Diego Costa. Koke, Gabi, Arda, Raúl García (cuando no estaba pegándose o reclamando) y Costa pudieron con el Madrid y supieron dar la vuelta al encuentro. La última media hora las tornas cambiaron de nuevo y fueron los blancos los dominantes. Los del Cholo dieron un paso atrás pero, sobre todo, cambió el Madrid.
El líder puede sacar una serie de conclusiones importantísimas del encuentro del Calderón. Cuando un entrenador que va perdiendo utiliza sus dos primeros cambios en meter a laterales en el terreno de juego es algo muy significativo. Ancelotti se equivocó en la alineación, se jugaba buena parte de la Liga y no puso a los mejores que tenía en el plantel. No, Arbeloa no es mejor que Carvajal. Tampoco Coentrao que Marcelo. Lo lógico, lo que un niño entendería, es que tienen que jugar los buenos. Ir en contra de eso es travestir el fútbol. Conceder eso es dejar a Arda moverse a su aire, pues no tiene que tapar a nadie, regalar al centro del campo, al no tener bandas en las que apoyarse los tres centrocampistas y, simplificando, auxiliar al rival. El gol del empate, de Cristiano, llegó de una jugada ofensiva de Carvajal que terminó por poner en evidencia a su técnico y al jugador que compite por su posición.
Error de Ancelotti, que se dio cuenta tarde pero al que al menos le honra saber rectificar. El madridismo espera que lo ocurrido en el campo sirva de lección para el futuro. Arbeloa y Coentrao no pueden volver a ser titulares en un partido trascendente salvo lesiones o sanciones.
Hubo otro detalle en el partido que a buen seguro supondrá un reguero de comentarios: Diego López falló. El lucense lleva un año notable en una situación difícil, se ha mostrado razonablemente seguro en la temporada y ha convencido a Ancelotti. Pero esta vez erró, el segundo gol, un disparo lejano y no muy colocado de Gabi, es imputable al cancerbero. Todos fallan, esto es fútbol, pero López tiene un problema añadido, su suplente es una institución en el Real Madrid, Iker Casillas, que en sus apariciones de la temporada no sólo está bien, está estelar.
Lo cierto es que mientras el Madrid lleva quince años sin perder ante el Atlético, 24 derbis en total, con Iker bajo palos, en los tres que ha jugado Diego no ha sido capaz de ganar. Dos derrotas, la final de Copa del año pasado y el partido de Liga de este año en el Bernabéu, y el empate de este domingo en el Calderón.
Se lleva el Atlético el gol average y la sensación de que no estaba muerto (las últimas semanas no auguraban lo mejor) y el Madrid el liderato. Simeone sigue siendo uno de los mejores estrategas para los partidos grandes y Ancelotti se va con el libreto aprendido para otros días. Al final, y cómo colofón, un último mensaje: queda mucha Liga y es cosa de tres.
Ficha técnica:
2 - Atlético de Madrid: Courtois; Juanfran, Miranda, Godín, Filipe; Koke, Gabi, Mario Suárez, Arda (Cristian Rodríguez, m. 83); Raúl García y Diego Costa.
2 - Real Madrid: Diego López; Arbeloa (Carvajal, m. 70), Pepe, Sergio Ramos, Coentrao (Marcelo, m. 59); Modric, Xabi Alonso, Di María (Isco, m. 71); Bale, Benzema y Cristiano.
Goles: 0-1, m. 2: Benzema, a pase de Di María. 1-1, m. 27: Koke, con un derechazo cruzado, tras una jugada de Arda Turan. 2-1, m. 45: Gabi, con un trallazo desde 30 metros. 2-2, m. 83: Cristiano Ronaldo, desde dentro del área.
Árbitro: Delgado Ferreiro. Expulsó a Germán Mono Burgos, segundo entrenador del Atlético (m. 64). Amonestó a los locales Arda Turan (m. 10), Godín (m. 40) y Diego Costa (m. 63), y a los visitantes Pepe (m. 40) y Arbeloa (m. 66).
Incidencias: partido correspondiente a la vigésima sexta jornada de la Liga disputado en el estadio Vicente Calderón ante 54.850 espectadores. Lleno.