Si orinar en la calle ya es de por sí un acto incívico, hacerlo en un monolito de homenaje a una persona fallecida es una falta de respeto. Una irreverencia que no debería quedar impune. Un aficionado del Athletic –o al menos vestido con su camiseta- meó en el escudo de la Real Sociedad que hay a los pies del busto del que fuera mítico entrenador del club donostiarra, Alberto Ormaetxea, situado frente al estadio de Anoeta. Indecente e inadmisible, aunque de momento también impune.
Habrá quien piense que remover este asunto es contraproducente y que no hace sino dar relevancia a un hecho que debe considerarse aislado, aunque no por ello menos grave, de ahí que haya que denunciarlo. Es en casos como estos cuando mirar para otro lado puede ser considerado un ejercicio de complicidad. Sin generalizar, algo que sólo los acomplejados son incapaces de comprender, el caso es que la Real prestó su campo al Athletic para enfrentarse a Osasuna y algunos aficionados del club bilbaíno aprovecharon para hacer pintadas de mal gusto en Anoeta, romper más de un asiento y, como en el caso del que orinó en el monolito de homenaje a Ormaetxea, comportarse como auténticos vándalos.
Normal que la afición de la Real se indignara y que las peñas hayan organizado para este miércoles un acto que se puede considerar de desagravio junto al busto de homenaje a Alberto Ormaetxea una hora antes de la disputa del partido de Champions contra el Olympique de Lyon. Además, y como no podía de ser otra manera, muchos aficionados del Athletic, seguro que la mayoría, también indignó la imagen. ¿Se imaginan a un aficionado de la Real orinando en el busto de Pichichi?, se preguntó más de uno en Bilbao.
Prueba de ello es que muchos socios rojiblancos han pedido a su club que identifique al 'aficionado' que orinó en el monolito de Ormaetxea y, en caso de ser socio, se le retire tal condición. Aseguran que lo ocurrido en San Sebastián daña la imagen del Athletic. Sin embargo, en Ibaigane no parecen pensar lo mismo. "Nos hubiera gustado que el Athletic nos pidiese disculpas", dijo el presidente de la Real Sociedad, Jokin Aperribay. Han pasado cinco días y su homólogo Josu Urrutia no ha dicho ni hecho nada al respecto. No es cuestión de entonar el mea culpa, pero sí de culpar al que meó. Lo hizo uno, pero salpicó a todos.