El nombre de Rodrigo Hernández Cascante, conocido simplemente como Rodri, se escucha hoy entre los mejores del deporte. Su gol en la final de la Champions League de 2023 contra el Inter de Milán catapultó al Manchester City a su primer título europeo, coronando hace dos años una temporada histórica en la que también conquistaron la Premier League y la FA Cup. Sin embargo, la intrahistoria de Rodri se empezó a escribir desde entonces, terminando con un Balón de Oro en sus manos y siendo reconocido por muchos como uno de los mejores centrocampistas de todos los tiempos. Perseverancia, humildad, sencillez y una cantidad inmensa de valores que transcienden al deporte. Todo ello ha contribuido a formar el centrocampista 'total' que hoy en día se esconde bajo la apariencia física de Rodri Hernández.
El niño que empezó a jugar en el colegio Kolbe, de Villanueva de la Cañada (al oeste de Madrid); el que se fue a jugar al Rayo Majadahonda (donde coincidió con Lucas y Theo Hernández); el que dejó la cantera del Atlético de Madrid para irse al Villarreal CF; el que admiraba a Zinedine Zidane en su juventud y se inspiraba en él para completar su puesta en escena en el campo; el joven responsable que decidió estudiar ADE (Administración y Dirección de Empresas) para aspirar a un buen trabajo en el futuro; etc. Ese niño ya se ha convertido en un referente para muchos miles de chicos que tienen el mismo sueño y las mismas aspiraciones que él.
Primeros pasos: un joven soñador y una promesa truncada
Nacido el 22 de junio de 1996, Rodri dio sus primeros pasos en el deporte rey en el Rayo Majadahonda, un modesto club de la periferia madrileña que se dejó querer por uno de los mejores niños de la promoción de su colegio. Desde los once años, sus entrenadores percibían en él un talento especial. Su carrera prometía mucho y, en 2007, fue reclutado para las categorías juveniles del Atlético de Madrid, en donde avanzó rápidamente. El centro del campo parecía completamente suyo.
Sin embargo, su ascenso se truncó en 2013, cuando el club colchonero decidió dejarlo en libertad. El argumento de sus entrenadores fue que su físico, delgado y poco desarrollado para el puesto, no encajaba en el esquema del equipo. Aunque se proyectaba que alcanzaría una buena altura -actualmente mide 1.91 metros– su complexión delgada generaba dudas. Fue un golpe duro para Rodri, quien con tan solo 17 años tuvo que asumir la noticia (y la realidad) y encontrar un nuevo rumbo.
Rodri durante su etapa como jugador del Atlético de Madrid | EFE
Ese mismo verano, Rodri recaló en el Villarreal CF tras pasar un breve tiempo en el Roda, un pequeño club de Castellón. Con paciencia y esfuerzo, su progresión fue evidente: pronto empezó a sobresalir en el juvenil del 'submarino amarillo' y, en la campaña 2016-2017 debutó en el primer equipo bajo la dirección de Marcelino García. En esos años, mientras compartía residencia con otros estudiantes de la Universidad de Castellón (Jaime I), Rodri continuaba sus estudios en Administración y Dirección de Empresas, convencido de que el fútbol debía complementarse con formación académica. Su vida universitaria era sorprendentemente normal para un futbolista profesional: sus compañeros lo recuerdan lavando la ropa, jugando al ping pong e, incluso, utilizando un celular roto que, según él, todavía funcionaba.
Su enfoque, declaran sus amigos a varios medios nacionales, siempre fue llevar una vida lo más común posible. Rodri se resiste a los lujos y rechaza la idea de gastar en coches deportivos o ropa de alta gama, manteniendo un Opel Corsa de segunda mano que usa para sus viajes o careciendo de todo tipo de vínculo con las redes.
Resiliencia, redención y la llamada de la Selección
La excelente campaña de Rodri en Villarreal CF hizo que el Atlético de Madrid reconociera su error. En 2018, el club pagó 25 millones de euros para traer de vuelta a su antigua promesa, justo en un momento en el que el FC Barcelona también lo buscaba como posible sucesor de Sergio Busquets. Rodri sentía una deuda de gratitud con el equipo que lo había acogido y aceptó regresar a la capital española.
Debutó entonces oficialmente con el primer equipo en la Supercopa de Europa 2018 contra el Real Madrid CF, contribuyendo a la conquista de un nuevo título colchonero (4-2) y siendo uno de los más destacados de aquel encuentro. Con el tiempo, Rodri mostró un nivel de juego cada vez superior y así se ganó un lugar en la Selección Española, tuteando a un inmobible Busquets y consolidándose como una pieza clave del centro del campo. Para Rodri, esta era la culminación lógica después de haber sido fundamental en el título europeo Sub19 que España había ganado en Grecia en 2015, compartiendo el eje de la mitad de la cancha con Mikel Merino y con compañeros como Marco Asensio, Dani Ceballos o Alfonso Pedraza. Le ganaron la final a Rusia (2-0) pero antes, en las semifinales, debieron eliminar a Francia, cuando se enfrentó contra su amigo de siempre, el del principio, Lucas Hernández.
Tras una temporada en las filas rojiblancas, donde Rodri no llegó a encajar del todo como se esperaba (anotó tres goles y solamente repartió una asistencia en los 47 enfrentemaientos disputados), en 2019, el Manchester City de Pep Guardiola, que veía en Rodri al centrocampista ideal para su estilo de juego, pagó la cláusula de rescisión de 70 millones de euros para llevárselo a la Premier League y desde entonces sigue anclado al césped del Etihad Stadium, donde semana tras semana demuestra por qué este lunes se le ha reconocido como el mejor jugador de la pasada campaña. Desde 2019 sus cifras son excelsas: 260 paridos jugados, 26 goles anotados y 29 asistencias producidas, destacando de entre todos sus registros los de la temporada en cuestión (2023/24: 50/9/13). Recordemos: es centrocampista.
Rodri, el actual ancla del Manchester City | EFE
Más allá de su habilidad en el campo, Rodri continua siendo un modelo de humildad y compromiso fuera de él. En un mundo donde la sobreexposición en redes sociales es casi obligatoria, Rodri no tiene presencia en ninguna de ellas. Su tiempo libre lo dedica a su familia, a la música -en especial a tocar la guitarra- y a las causas solidarias, apoyando proyectos como la Fundación ELA a través de colaboraciones con la banda "Dorsal 31", de su amigo Ximo Miralles. "Su sueño era estar donde está. Nunca le vi un ápice de duda o de derrotismo y nunca apuntó bajo. Tiene confianza en sí mismo, y personalidad sufiente para este momento”, pronunciaba el propio Ximo a medios deportivos nacionales antes de la gala del Balón de Oro de este lunes.
Perfil de una estrella atípica: sin redes ni sobrexposición
A sus 26 años, Rodri Hernández es un jugador fundamental para el Manchester City y para la Selección española y sus cualidades lo han posicionado como el sucesor de Luis Suárez en la historia del fútbol español. Su enfoque en la cancha combina inteligencia táctica, juego físico y una técnica refinada, lo que lo convierte en un referente en el centro del campo y en una extensión del entrenador en el terreno de juego. Fuera de la cancha, Rodri sigue fiel a su bajo perfil. Evita todo tipo de lujos y de fama innecesaria, manteniéndose fiel a sus principios. Para él, el éxito no se mide en las posesiones materiales ni en la exposición mediática, sino en la constancia y la humildad y así ha defendido cada vez que ha sido entrevistado. Incluso tras el histórico 'triplete' del City el año pasado, Rodri no ha cambiado su perspectiva de vida. Sigue con su teléfono “medio roto” y con un enfoque de rutina que muy pocos -por no descartar a la totalidad de golpe- en su posición comparten. Chapó.
No obstante, el año de Rodri fue el 2023, a punto de que muchos lo colocaban como el gran favorito a levantar un Balón de Oro que finalmente premiaría el Mundial de Argentina y a su máximo artífice, Leo Messi. Además de los tres grandes títulos que pudo conseguir con su equipo, Rodri anotó el tanto de la victoria 'citizen' en la final de la UEFA Champions League ante el Inter de Milán y ocho días más tarde fue elegido como MVP de la final de la Liga de las Naciones de la UEFA con la selección española. Sólo su compañero Aymeric Laporte consiguió los mismos títulos en la temporada.
Rodrigo Hernández, Balón de Oro 2024 | EFE
De alguna manera, el destino ha querido que ese galardón acabara en sus manos. Ahora, Rodri representa un modelo distinto de estrella del fútbol, donde el talento y el éxito no implican renunciar a la humildad ni perder de vista los valores personales. En una industria cada vez más dominada por las redes sociales y los lujos, Rodri mantiene una imagen de lo que significa ser una estrella atípica en el siglo XXI.