Hace unos días, la waterpolista Roser Tarragó se posicionaba en Twitter con una bandera independentista catalana, motivo por el cual su cuenta se llenó de insultos y decidió cerrarla. Toda la prensa y clase política catalana se unió para defenderla de los ataques, de los que ellos llaman cavernícolas españoles, y en este caso no les falta razón. Nadie debe insultar por pensar de forma diferente. Pero, me pregunto: ¿Insultó Roser Tarragó a los españoles?
¿Se imaginan a Messi poniendo en su cuenta de Twitter que es del Madrid? ¿Qué dirían todos los que ahora apoyan a Tarragó? ¿La defenderían? ¿Hablarían de la libertad de elegir el equipo que quieres? ¿Se imaginan ir a una fiesta y decir que sólo vas por los canapés o porque hay bebida gratis? ¿Qué pensarían? Pues que eres una jeta.
Entiendo que un deportista se sienta muy catalán, tanto o más que español. Pero lo que no entiendo, y es cuando me parece que se ríe de la gente, es cuando defiendes una bandera, una camiseta y dices que lo haces, porque no puedes hacerlo con otra. En mi opinión, estás menospreciando esa camiseta y a la gente que se identifica con ella.
Si Tarregó hubiera salido diciendo que se siente muy orgullosa de defender a España, pero que ella se considera catalana, no hubiera habido tanto alboroto. Sin embargo, en ningún lugar he escuchado agradecer a los españoles que, gracias a sus impuestos, ella pueda competir y quedar campeona del mundo con la selección española de waterpolo.
Si no te sientes orgulloso de jugar con un equipo que representa no sólo a los catalanes, sino también a vascos, gallegos o madrileños, si no te sientes orgulloso de jugar con España, no vayas. Pero, si vas, sé educado y da las gracias.