El expresidente del FC Barcelona Sandro Rosell asegura que cuando el club depreció a una serie de jugadores en el 2003, con una pérdida de 63 millones de euros, "la clavamos, porque", ha explicado, "de todos los futbolistas que vendimos, no sacamos ni un euro, excepto de Riquelme, unos dos millones".
El empresario catalán volvió a señalar que cuando alcanzó la presidencia en el 2010, "el club estaba en quiebra técnica, porque los fondos propios eran negativos", y ha señalado que cuando se decidió que el representante de KPMG expusiese ante la asamblea de compromisarios el contenido de la 'due diligente' fue para mostrar "la calidad de los gastos" en que incurrió la junta de Laporta.
El expresidente aseguró que no le mueve ninguna animadversión contra Laporta, ni que tenga mala relación con él. "Nuestras decisiones fueron para defender al club", ha señalado.
Rosell, que dimitió como presidente el 23 de enero de este año, apuntó que la valoración que hizo de jugadores cuando era vicepresidente deportivo del Barça en el 2003 -y miembro de la junta de Laporta- fue porque se lo requirió el por entonces vicepresidente económico, Ferran Soriano.
El expresidente argumentó que cuando unos nuevos gestores entran en una empresa se debe hacer una valoración de los activos "por si están obsoletos".
Rosell explicó que, a petición de Soriano, hizo una valoración "junto al secretario técnico, Txiki Begiristain", ha matizado, y la depreciación fue de 63 millones de euros. "La clavamos aquella depreciación, porque de todos los jugadores que vendimos no pudimos sacar ni un euro, excepto por Riquelme, que sacamos dos o tres millones", explicó.
La demanda presentada por el Barcelona contra los directivos de Laporta se fundamenta en el cómputo negativo de los siete años de mandato, y concretamente por los ejercicios del 2003 y 2010, claramente negativos.
El juez, en su día, no creyó oportuno que Rosell, y cuatro directivos dimitidos en el 2005, entrasen también en la demanda que presentó el Barça por una acción de responsabilidad contra la junta saliente de Laporta.
Así fue que cuando alcanzó la presidencia, Rosell compró la parcela a la empresa MCM. "No entiendo por qué el club (en la época de Laporta) vendió una parcela en Sant Joan Despí y compramos en Viladecans, donde ya teníamos terrenos. Me dio mucha alegría recuperar la parcela", recordó.
"Fue absurda la compra en Viladecans. No lo haces ni que tengas plusvalías, porque el Barça no vende", señaló Rosell, quien ha asegurado que el proyecto que había ideado el Barça de Laporta, con un parque lúdico, "era inviable porque lo impedía la Generalitat y contaba con el rechazo de los ecologistas", al resultar un terreno no edificable.