El culebrón de la renovación de Sergio Ramos ha escrito un nuevo capítulo. Después del encontronazo tras el primer acercamiento, en el que el sevillano se levantó de la mesa muy molesto con la oferta del club, Ramos escondió su malestar. Florentino Pérez puso a trabajar a la prensa del régimen y se trató de desprestigiar al sevillano, que fue señalado como el culpable de la eliminación del Real Madrid en la Copa ante Atlético.
Ramos advirtió una campaña en su contra y, especialmente, contra su agente, su hermano René Ramos, al que se culpó de calentar la cabeza al futbolista para mejorar su contrato. Lo cierto es que mientras desde el club se deslizaba una escala salarial incorrecta, el sevillano exigia lo que se había ganado en el campo. Llevar el brazalete y marcar goles decisivos en las finales debe ser premiado por el club. Ramos, que está muy lejos de los mejor pagados de la plantilla, entiende que exceptuando a Cristiano, no hay ningún jugador que haya mostrado en el campo y fuera más valía que él. Por eso exige cobrar como Bale y más que Benzema o Casillas.
Después de esos encontronazos, los Ramos (Sergio y su representante y hermano, René), parece que entierran el hacha de guerra. Ayer el sevillano anotó el segundo gol ante la Real Sociedad y al finalizar el choque advirtió que "Estoy más tranquilo que nunca. No me veo con otra camiseta que no sea ésta". Las negociaciones entre el club y el futbolista se encuentran en pleno tira y afloja y Florentino ya ha dejado claro que no va a admitir ningún tipo de presión, ya sea de futbolsitas, prensa o aficionados.
Ramos despidió el año lanzando a Florentino un dardo: "Los que marcan goles, ganan pasta". Un mensaje que no gustó a Florentino, como le hizo saber al de Camas en el primer encuentro para la renovación, que se produjo a la vuelta de las vacaciones navideñas. Ahora el cambio de actitud de Ramos invita a pensar en una estrategia para acercar posturas.
Un acercamiento que se escenificó en los preámbulos del partido ante la Real Sociedad, cuando en el habitual recibimiento de Florentino a la plantilla, a su llegada la Bernabéu, el presidente y el de Camas se fundieron en un abrazo, al tiempo que Pérez le saludaba con un expresivo: "¡El macho Camacho!".