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Sagan: "Si me dicen que gane, gano"

El eslovaco ganó su segunda etapa al sprint en una llegada en la que no tuvo rival. 

El eslovaco Peter Sagan (Liquigas) se anotó su segunda victoria en el Tour 2012 al imponerse en la tercera etapa disputada entre las localidades francesas de Orchies y Boulogne-sur-Mer, de 197 kilómetros, tras la que el suizo Fabian Cancellara (RadioShack) sigue líder. 

Sagan volvió a demostrar que cuando el final se encuentra en una pequeña cuesta es invencible. Ganó con una aplastante superioridad e incluso le dieron un segundo de ventaja sobre el resto, encabezados por el noruego Edvald Boasson Hagen (Sky). "A Forrest Gump, cuando le decían que corriera, corría sin parar. A mí, cuando me dicen que gane, gano", dijo Sagan. 

El español Alejandro Valverde (Movistar) perdió toda opción al triunfo de la etapa, al salirse en una curva a poco más de un kilómetro para la llegada, mientras que su compatriota Samuel Sánchez (Euskatel) acabó octavo a pesar de tener un problema mecánico en los últimos kilómetros.

La etapa estuvo caracterizada por un final con muchas caídas y seis pequeñas cotas, cuatro de cuarta y dos de tercera categoría, lo que posibilitó un final muy tenso y duro. La última caída, a menos de treinta para la meta, hizo que el pelotón se rompiera en varios grupos aunque los favoritos para la general se mantuvieron en cabeza. En ella cayó el español José Joaquín Rojas (Movistar), que tuvo que abandonar.

Hasta el comienzo de las hostilidades la etapa transcurrió según lo previsto, con varios corredores, cinco, que se adelantaron al pelotón, con una ventaja siempre controlada por parte de los equipos con intereses en la etapa y en la general, entre ellos, el Movistar. Los aventureros, el ucraniano Andriy Grivko (Astana), los franceses Giovanni Bernaudeau (Europcar) y Sebastien Minard (AG2R), el español Rubén Pérez (Euskatel) y el danés Michael Morkov (Saxo Bank), llegaron a disponer de una máxima ventaja de cinco minutos, insuficiente para llegar a meta por delante. Al final, Grivko fue el último en aguantar, pero el pelotón acabó con su sueño a falta de siete kilómetros para la meta. 

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