El legendario Roger Federer, con toda su fama de bueno, ya confesó hace una década que se había llevado varias toallas oficiales de Wimbledon. Sin pagar, claro. Corría el año 2006, el suizo era el número 1 del mundo y ganaba decenas de millones en premios y publicidad.
Da igual. Las toallas que proporciona el All England Club a los jugadores que acuden a su histórico torneo de tenis son una tentación en la que, por lo visto, caen casi todos. Según los organizadores, sólo el 20 por ciento de las más de 6.000 toallas son devueltas por los participantes quienes, deliberadamente, se llevan varias en cada partido para coleccionar o regalar.
Federer: "Lo he hecho alguna vez. Tengo una gran colección en casa, es un buen regalo"
Como suele ocurrir en tantas facetas de la vida, los primeros señalados son los más jóvenes, en este caso los tenistas júniors, a los que acusan de llevar a cabo una especie de apuesta para ver quién se lleva más"souvenirs" de Wimbledon.
Tras cifrar en 130.000 libras esterlinas (155.000 euros) las pérdidas en lo que va de torneo 2016 -finaliza este domingo-, la organización decidió darles a los júniors toallas blancas. "Desde hace años se creen que pueden competir a ver quién se lleva más", declaró George Spring, jefe de las pistas del All England desde 2000, al diario británico The Telepgraph.
Sin embargo, los júniors no pueden ni deben cargar con todas las culpas. Porque los tenistas profesionales no ocultan idéntica afición a los "souvenirs" del Grand Slam londinense. Incluso los más importantes, los que lideran el tenis mundial en las categorías masculina y femenina.
Así, Novak Djokovic y Serena Williams han reconocido haberse llevado varias toallas en cada partido. "Planeo antes del partido dejar la mitad de mi bolso vacío o un bolso entero para las toallas que me llevo de Wimbledon", admitió el serbio y número uno antes de protagonizar una de las sorpresas al caer eliminado en la tercera ronda.
Además, y según el citado George Spring, la estadounidense Serena Williams es una especialista en este arte. "Serena es una leyenda... ya se podría haber comprado una segunda casa", desvela el jefe de las pistas refiriéndose a la mejor tenista del momento, cuyas ganancias a lo largo de su carrera profesional se estiman en 72 millones de euros.
Djokovic: "Planeo antes del partido dejar la mitad de mi bolso vacío o un bolso entero para las toallas que me llevo de Wimbledon"
La hermana de Serena, Venus Williams, también se lo toma a broma: "Tengo muchas en casa desde 1997. Y tengo algunas de hombre también, se pueden cambiar en el mercado negro de toallas".
Cada jugador recibe dos toallas por partido, que teóricamente debe dejar en su silla cuando abandona la pista. Pero si no lo hacen, los oficiales no tienen atribuciones ni potestad para obligarles. Y cuando llueve, que es bastante a menudo, los jugadores se ponen las botas. Porque se retiran con 'sus' dos toallas y cuando regresan tienen otras dos nuevas a su disposición.
Así lo contó la joven canadiense Eugene Bouchard: "Cuando hay demora por lluvia, te llevas otras dos toallas extras. En un partido, cuatro toallas. Creo que lo hago bien".
El estadounidense John Inser presumió aún más. "He podido hacerme con seis toallas en un partido. Cuando paramos por la lluvia con 1-1 en el marcador me guardé dos; volvimos, con 1-3 en el segundo set volvimos a parar y son otras dos. Así las reparto como caramelos", contó antes de ser eliminado en la tercera ronda.
Venus Williams: "Tengo muchas en casa desde 1997. Y tengo algunas de hombre también, se pueden cambiar en el mercado negro de toallas"
Federer tampoco pudo resistirse a contar sus batallitas cleptómanas hace ya diez años, cuando se le preguntó sobre esto: "Lo he hecho alguna vez. Tengo una gran colección en casa, es un buen regalo. Sólo las conseguimos en la cancha, no en el vestuario. Creo que es porque si las dejaran también en los vestuarios, pronto no quedaría ninguna".
Las toallas de Wimbledon están hechas de algodón cien por cien, miden 70x133 centímetros y pesan 500 gramos. En la tienda oficial del torneo, frente al portón de la entrada número 5 del All England, son el producto más vendido. Cada una cuesta 29 libras (34 euros).