Sandra Domecq, exmujer de Bertín Osborne, falleció en 2004 a causa del cáncer. Una muerte que supuso un duro golpe para su entorno, especialmente para sus cuatro hijas: Alejandra, Claudia y Eugenia Osborne y Ana Cristina Portillo.
Todas eran muy jovencitas cuando su madre abandonó el mundo, y cada una ha conseguido llevar esta pérdida lo mejor que han podido. Un suceso así marca a uno de por vida, lo transforma, para bien o para mal. Claudia Osborne es el vivo ejemplo de lo primero: su amor por la vida y su camino hacia el equilibrio la han convertido en una mujer excepcional en todos los sentidos.
Claudia Osborne se estrena como escritora: "Sólo quiero acercar lo que sé a más personas"
Después de tres años formándose como 'coach' y un año dedicándose a ello, Claudia Osborne, de 31 años, ha decidido plasmar lo que sabe en su nuevo libro, Lo mejor de ti, de la editorial Planeta, un manual sobre "el arte de conocerse y cuidarse a uno mismo para ser feliz".
Una obra en la que, además, toca temas muy personales para ella y cuenta experiencias muy íntimas, como las depresiones que ha sufrido además de un trastorno alimentario que duró años pero del que consiguió curarse completamente gracias un tratamiento.
Su principal afán con este libro es ayudar a la gente. "La idea de escribir este libro surgió a raíz de darme cuenta, tras un año ejerciendo como 'coach', de cómo mejoraban las personas que atendía. Comenzaban con la autoestima muy baja, y a medida que avanzábamos en el proceso se iban conociendo a sí mismas mucho mejor, lo que mejoraba su calidad de vida en todos los aspectos. Tras ver estas transformaciones quise reflejar todo lo que sé en un libro, con la idea de acercar estos conocimientos a mucha más gente", nos cuenta Claudia por teléfono.
"La felicidad hay que trabajarla"
Nos confiesa, con una voz dulce, aniñada y llena de vida, que ha visto un gran cambio en su trabajo a raíz de la crisis del coronavirus: "Me llaman mucho más, hay más personas buscando ayuda. Se nota que la gente está despertando, se está dando cuenta de que su felicidad no depende de causas externas, sino de las internas. Y la felicidad depende de uno mismo, y hay que trabajarla".
Claudia cree que, aunque la pandemia está siendo catastrófica a todos los niveles, hay que sacarle algo positivo: el despertar de casi todos, gracias al parón repentino en nuestras vidas y a la amenaza de la muerte con el virus.
Ella ha pasado el confinamiento bien pero trabajando mucho, pues le pilló escribiendo su libro. A pesar de las horas de dedicación que vertió sobre su obra, reconoce que esos meses le "sirvieron mucho": "Se paró el mundo y ya no teníamos tantas distracciones. Así pudimos centrarnos en cosas más importantes, como en nosotros mismos".
"Le llevé el libro a mi padre, pero aún no lo ha leído"
Cuando le preguntamos por su familia nos comenta, con educación, que Kike mejora bien de la covid-19 y que está "divinamente, asintomático" y que Bertín Osborne ya tiene el libro en sus manos: "Se lo regalé este fin de semana y creo no le ha dado tiempo a leerlo, pero toda la familia está deseando empezarlo".
Sus mayores apoyos familiares son, sin duda, sus tres hermanas, sobre todo Eugenia, quien la ha ayudado muchísimo en estos años. El libro está dedicado a las tres, quienes son "todo" para Claudia.
Ella es consciente de que sus apellidos tienen una parte mala –como contestar preguntas tontas de periodistas sobre su padre– pero también una buena, ya que gracias a eso tiene un altavoz mayor que otras personas para difundir su mensaje: "Es así, ya que mi propósito es ayudar a los demás, y tener un altavoz tan grande es una suerte increíble".
"Mi trastorno alimenticio, la bulimia, vino a raíz de la muerte de mi madre"
Claudia es muy valiente y generosa al compartir con todo el mundo el trastorno alimenticio que sufrió al fallecer su madre, en 2004. En España hay un desconocimiento total de los trastornos mentales, que van normalmente asociados a la depresión, como también fue el caso de la 'coach'. Sus palabras no sólo ayudan a comprender que la mayoría de jóvenes no empiezan a adelgazar de forma insana por estar más delgadas, sino que hay mucho, muchísimo, detrás de estas conductas con la comida.
"Mi trastorno viene a raíz de la muerte de mi madre, el cual superé gracias a la terapia de linea interior, que es muy efectiva para tratar estas patologías. Durante la terapia conecté con mi interior, tomé conciencia de la herida que tenía, de la cual ni siquiera era consciente. Fue la herida del abandono, del abandono de mi madre", confiesa.
"La bulimia fue un síntoma de este abandono. Fue una forma de canalizar tu interior, cómo te sientes... A lo largo de mi vida esa herida se reactivó en más ocasiones, y siempre lo canalizaba con la comida". Un trastorno que superó gracias a la mencionada terapia, que consiste en conectar con quién era uno mismo en la infancia.
Una depresión y un trastorno alimentario del que se curó gracias una terapia y mucho tiempo
Claudia Osborne describe en su libro su experiencia al trabajar con su niña interior. “Llevaba tiempo sabiendo que había algo en mí que no iba bien. No llegaba a los treinta años y ya había pasado por dos depresiones —una a los veintidós y otra a los veintiocho— y había sufrido un trastorno alimentario. Parecía que, después de media vida tratando con especialistas todo aquel sufrimiento por fin lo tenía bajo control. Pero no era así. Si me prestaba atención muy dentro de mí seguía experimentando sensaciones que no lograba entender. (...) La clave que me ayudó a comprender el origen de esa tristeza inexplicable la encontré al iniciar la terapia del niño interior. Cuando hice mi primera sesión y entré en contacto con mi niña interior, vi muy claro que la relación con ella no fluía: mi niña interior rechazaba cualquier tipo de afecto por mi parte. Tenía tres o cuatro años, jugaba sola y se negaba a interactuar conmigo. Ni siquiera conseguía que me mirara a los ojos. Después de aquella sesión tan reveladora, no podía parar de llorar. A esa sesión le siguieron dos más y, por fin, conseguí que mi niña interior se abriera ante mí. Me dijo algo que nunca olvidaré: 'Mamá está triste y no se puede hacer cargo de mí'".
"Aquella frase, expresada con la inocencia de una niña, sacudió los cimientos de todo mi ser. Sentí como si una parte de mi corazón que llevaba toda una vida bloqueada se liberase y empezara a latir de nuevo. Un aluvión de emociones, imágenes y recuerdos que había enterrado en los escondrijos más recónditos de la memoria me asaltaron”, finaliza.
A los 22 años pasé por un psiquiatra, que me mandó medicación porque estaba deprimida
Tanto le ayudó esta terapia, muy practicada en el psicoanálisis para trastornos como el suyo, que ya no tiene ni una secuela de la bulimia: "Todo es cuestión de entender y comprender qué emoción tan fuerte te asalta y por qué no la puedes gestionar, o por qué la gestionas con la comida. A mí la terapia me ayudó a encontrar esa emoción que estaba oculta. Y esto sólo se puede hacer con ayuda de un profesional".
Un proceso, no obstante, que ha sido muy largo: "A los 22 años pasé por un psiquiatra, que me mandó medicación porque estaba deprimida (no hace falta tomar medicación, pero si te la recetan no pasa nada por tomarla; hay mucho prejuicio en torno a las pastillas, y a veces estás tan mal que necesitas ese empujón para intentar estar mejor por otros medios); después pasé un psicoterapeuta especializado durante un año y medio, que me ayudó muchisímo, y después ya con un 'coach' y con la terapia de la línea interior".
Leyes del universo, consciencia y conexiones
Si has llegado hasta aquí leyendo sólo puedes estar pensando dos cosas: qué razón tiene Claudia o qué panda de tonterías juntas ya-están-los-coaches-hablando. Si eres de los primeros, enhorabuena, porque eso significa que eres una persona consciente, que ves la realidad, que la sientes, que has aprendido que todo son energías y que confías en las leyes del universo.
Todo esto lo menciona Claudia en su libro y lo transmite en cada una de sus palabras: "Todo está conectado de algún modo. Cuando conectamos con nosotros mismos y nuestro mundo interior nos damos cuenta de que somos energía todo el tiempo, y es ahí cuando empiezas a entender todo. Las ciencias esotéricas, de hecho, se basan y prueban eso. Es algo que tú vives dentro, y cuando lo sientes te encuentras en armonía contigo y con el mundo".
P. ¿Y es posible que las personas que han sufrido tanto, como tú, y que han conseguido renacer, sean conscientes o más conscientes que el resto de la gente? Es una impresión que siempre he tenido. Es como que hay personas que no ven la realidad, no sienten estas energías... No sé si me explico.
R. Mi camino hasta llegar aquí ha venido marcado por el sufrimiento, y soy una persona consciente, pero también es verdad que he conocido a personas que han crecido con padres conscientes y que ellos lo son desde pequeños, porque lo han mamado desde que nacieron.
Sobre esto, dedica Claudia una parte de su libro. Cuenta que la herencia psíquica es el conjunto de creencias que han pasado de generación en generación desde tiempos inmemoriales hasta llegar a nosotros. Frente a estas tradiciones adquiridas tenemos dos opciones: seguir cargando con nuestra herencia psíquica e ir traspasándola a las generaciones venideras o cuestionarla, sanarla y ponerle fin. Un sistema familiar sana cuando uno de sus miembros decide por sí mismo sanarse. Entonces, las heridas que ha ido cargando toda nuestra estirpe se curan.
"Dentro de nuestro proceso de evolución, que es común a todos y cada uno de nosotros, existen muchos niveles de consciencia. Cada nivel supone una respuesta distinta a un mismo estímulo. En un nivel bajo de consciencia, las respuestas suelen ser reactivas o, dicho de otra manera, instintivas".
Todo esto y más en el nuevo libro de Claudia Osborne, una joven que ha decidido dedicar su talento a ayudar a los demás después de que otros la ayudasen a ella, quien ahora se encuentra "muy feliz" y "deseando tener un perro" porque siente que necesita "cuidar". Es maravillosa.