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Seis razones para lanzarse a descubrir la Siberia extremeña

A solo dos horas de Madrid se encuentra la Reserva de la Biosfera de la Siberia extremeña. Una zona de 155.000 hectáreas, ubicada al noreste de la provincia de Badajoz,

A solo dos horas de Madrid se encuentra la Reserva de la Biosfera de la Siberia extremeña. Una zona de 155.000 hectáreas, ubicada al noreste de la provincia de Badajoz, compuesta por once municipios marcados por una naturaleza abundante en la que destacan las dehesas, los olivares, las llanuras de pastos y los bosques tupidos. Además de una riqueza cultural e histórica que se completa con yacimientos como el dolmen de Valdecaballeros, las pinturas rupestres de Risco, puentes medievales, iglesias y ermitas mudéjares. Por no hablar de la importancia que tiene el agua en esta zona en la que los ríos Zújar, Guadalupejo, Estena y Guadiana y sus cuatro embalses -Cíjara, García Sola, Orellana y La Serena- hacen que sea la comarca con más costa interior del país.

Su riqueza cultural

Pinturas y dólmenes prehistóricos, castros, necrópolis y castillos forman parte del sinfín de muestras históricas de gran riqueza cultural que se pueden encontrar en la Siberia extremeña. Dos de los vestigios más antiguos son el dolmen y el castro de Valdecaballeros, así como las pinturas rupestres de Risco, Peloche o Fuenlabrada de los Montes o la ciudad romana de Lacimurga, que permaneció habitado hasta la Edad Media.

Dolmen de Valdecaballeros © Reserva de la Biosfera de La Siberia

Vivir la experiencia de un ‘road trip’

Una de las mejores formas de recorrer gran parte de los municipios y las bondades que conforman la Siberia extremeña es realizando un viaje en coche o moto -éste último es una auténtica delicia- por la red de carreteras que recorren la provincia de Badajoz. Además, toda la zona ubicada al noreste, cuenta con 16 miradores repartidos por toda la reserva desde los que disfrutar de los mejores paisajes. Y un apunte: dos de ellos están especialmente indicados para ver y oír la berrea del ciervo, un evento que sucede con la llegada del otoño.

El mejor momento para disfrutar de la berrea es el otoño © Reserva de la Biosfera de La Siberia

Navegando en Extremadura

Por ser la comarca con más costa dulce del país, la Siberia extremeña permite a locales y visitantes recorrerla desde el agua. Y es que, desde la lancha, el barco, el kayak y la piragua, es posible llegar a vislumbrar lugares como el misterioso dolmen de Valdecaballeros o comer en un restaurante a pie de agua, La Barca del tío Vito, los platos tradicionales de la zona como el escarapuche o la caldereta de cordero.

Desde el agua, la Siberia extremeña, ofrece nuevos paisajes © Reserva de la Biosfera de la Siberia extremeña

Avistamiento de aves

Más de 170 especies de aves pueblan la Reserva de la Biosfera de la Siberia extremeña. Su variedad de hábitats entre los bosques, las dehesas, las llanuras y los olivares que la conforman convierten esta zona en un espacio perfecto para el avistamiento de aves. En otoño es especialmente bello disfrutar de las migraciones de las grullas que llegan cada año del frío centro y norte de Europa en busca de tierras más cálidas en las que quedarse durante el invierno.

Una de las estampas de buitres que se pueden disfrutar en los recorridos de ornitología © Reserva de la Biosfera de La Siberia extremeña

El mejor sitio para ver las estrellas

No hacen falta muchas razones para entender por qué la Reserva de la Biosfera de la Siberia extremeña es el lugar idóneo para disfrutar del manto de estrellas. Las buenas condiciones meteorológicas de la zona y lo que es más importante, la escasa contaminación lumínica, hacen de esta área el espacio perfecto para los amantes del astroturismo.

Las noches de otoño e invierno, dicen los expertos, que son las mejores para disfrutar del mano de estrellas © Reserva de la Biosfera de La Siberia

Naturaleza sin parangón

El senderismo es una de las actividades de ocio más habituales para disfrutar de la Siberia extremeña, de hecho, esa es la razón por la cuál hay 34 rutas marcadas a través de las cuales recorrer buena parte de la zona. Ejemplo de ello son la senda de la raña de los Lobos, la garganta de los Acebos o la que te lleva hasta el mirador de Pretura del Benazaire.

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