La labor profesional de Gabriel Rufián, que ejerce como portavoz adjunto del Grupo de Esquerra Republicana de Cataluña (ERC) en el Congreso, está siendo eclipsada por sus líos amorosos.
El político, de 37 años, está copando las páginas de la presenta rosa desde hace días, razón por la cual se ha convertido en la comidilla de sus compañeros y de su propio partido, mal que le pese.
Todo comenzó por la declaración a la desesperada que hizo en Instagram Mirela Varela, su exmujer y madre de su hijo Biel, de 8 años. Valera, que es filóloga hispánica y profesora de secundaria y se encuentra en paro, se desahogó de lo lindo sin pensar en las consecuencias que tendría su mensaje.
Un año después de separarse de Rufián, Varela no lo ha superado: escribió en su perfil que había llorado al padre de su pequeño "todos los días, tardes y noches". "Le supliqué mil perdones y deseé cada hora su vuelta. Centenares de noches en vela. Sufrimiento inconmensurable. Aislamiento del mundo. Dolor a la gente que me rodeaba. Incomprensión del prójimo, terapias y medicación. Discusiones sin fin. Dolor, dolor y más dolor", escribió.
Este mensaje, que fue trending topic en los corrillos del Congreso, puso en la diana mediática la vida íntima del catalán, que tiene una relación sentimental ya afianzada con Marta Pagola, jefa de prensa del Partido Nacionalista Vasco (PNV) en el Congreso de los Diputados.
De corazón separatista, Pagola estudió en el colegio concertado La Salle, que pertenece a los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Más tarde acabó Comunicación Audiovisual y actualmente trabaja en el Congreso y vive en el barrio de las Letras, en Madrid.
El culebrón de Rufián, a debate en ERC y en el PNV
El culebrón tomó más dimensión después de que la revista 'Lecturas' publicara que Rufián se iba casar con su nueva novia este mismo verano en Hondarribia (Guipúzcoa). Ni Pagola, que tiene 36 años y es natural de Irún, ni Rufián quisieron hacer declaraciones al respecto, pero en ERC se está comentando el tema.
En los corrillos del partido de Rufián hay dos tipos de discursos. El primero, que lo de la boda es mentira y que les "extrañaría mucho" que el portavoz del grupo diese ese paso tan grande en su relación; y el segundo, que en ERC no están nada contentos con esta relación, ya que "temen que su vida privada acabe eclipsando su figura política como ocurrió con Miguel Boyer e Isabel Preysler o Albert Rivera y Malú".
El tema también ha salpicado al PNV, donde son más discretos ya que han optado por no hablar del asunto con los medios de comunicación, pues no quieren meterse en la vida privada de su jefa de prensa, quien trabaja en el Congreso desde 2013 y está vinculada al PNV desde hace más de 10 años.
A nadie le gusta que sus líos amorosos acaben siendo comentados en su trabajo, así que ni Rufián ni Pagola deben estar contentos con esta situación en la que les ha puesto Varela. Veremos en qué acaba todo este culebrón y si finalmente hay boda o no.
