“Profesionalmente quiero terminar mis días en ‘Sálvame’, pero en mi vida personal lo único que me falta es sexo”. Con estas palabras, Mila Ximénez, siempre característica por hablar sin pelos en la lengua, se ha sentado en el plató de ‘¡Qué tiempo tan feliz!’ para hablar de su faceta más personal.
“Mi vida ha sido un batiburrillo, he sido de aguantar poco y además he sido bastante infiel”, ha confesado la colaboradora de televisión abriendo su corazón.
La periodista también ha hablado de la boda de Paz Padilla, presentadora de ‘Sálvame’, y de la polémica que ha generado al invitar, solamente, a Kiko Hernández, quien declinó la invitación al no invitar al resto de sus compañeros, y a Belén Esteban, que tampoco fue por recibir la invitación solo tres días antes. Mila ha sido clara al respecto: “Estoy de acuerdo del amor y que sean muy felices, pero ella se ha despegado de su entorno, eso de no invitar a sus compañeros...Yo lo sabía desde hacía dos semanas, pero esta boda me la bufa”.
La periodista hablo también de su faceta como madre y de su hija Alba, así como de su yerno, quien “ha sido fundamental en todo. Yo era una gran desconocida para él y ha dejado trabajos en EEUU muy buenos porque quiere que sus hijos estén con sus abuelas. Él dice que mientras vivamos tenemos que disfrutar de los niños”.
Mila Ximénez terminó analizando la boda de Kiko Rivera e Irene Rosales, cuyo estilismo del novio “no le gustó nada”, y recibió la visita de Pablo Alborán, que le dedicó la canción ‘Se puede amar’ y ella dijo de él: “Pablo Alborán es dios”.