El rey Juan Carlos I ha pasado el fin de semana en Sanxexo, Pontevera, ajeno a la polémica que le rodea desde que salieran a la luz unas grabaciones de Corinna zu Sayn-Wittgestein con el excomisario José Manuel Villarejo, -que se encuentra en prisión-, y el expresidente de Telefónica, Juan Villalonga, que se grabaron en el 2015, en las que aseguraba que el monarca emérito la utilizó como testaferro y además desvela el nombre de la otra ‘amiga entrañable’ del hijo del rey Felipe VI, Sol Bacharach.
En las regatas se iba a producir la primera reaparición pública tras la polémica. Aunque llegó el pasado sábado pero sólo se dejó ver ayer domingo, a su llegada al club náutico, a bordo de un todoterreno plateado, en el asiento del copiloto. A diferencia de otras ocasiones, entró en el club en coche y se dirigió al pantalán en el que está atracado el nuevo Bribón.
Después de permanecer una hora en el interior del vehículo, a la espera de saber si se celebraba la regata o no, ésta finalmente se suspendió por falta de aire y el emérito abandonó el club.
El emérito suele viajar con frecuencia a Sanxenxo, con motivo de las regatas, además es el lugar de encuentro con un grupo de amigos a los que conoce desde hace años. En esta localidad de Pontevedra, tiene una calle con su nombre, al igual que un hotel de cinco estrellas y el Puerto Deportivo, que inauguró él en noviembre de 2005, que también lleva su nombre.