Considerada Conjunto Histórico Artístico, ahora Sigüenza, bajo el titulo “Paisaje Dulce y Salado de Sigüenza y Atienza, ha presentado su candidatura para aspirar a ser Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO. Y no es para menos, pues esta villa de la provincia de Guadalajara tiene un sinfín de cosas que ver, de historia y de cultura, tanto en su interior como en sus alrededores. Aquí está la prueba.
Sigüenza desde dentro
La conservación del paso de la historia a través de su arquitectura es una de las características más singulares de Sigüenza, además de los numerosos puntos de interés con los que cuenta el pueblo, pues gran parte de sus edificios históricos se han logrado mantener intactos.
El punto de inicio de una visita por Sigüenza debería ser la Catedral de Santa María, un templo construido en el siglo XII de arquitectura cisterciense, un periodo artístico entre el románico y el gótico, que sorprende a cualquier visitante. En su interior, que tampoco defrauda, se encuentra la tumba de El Doncel, un personaje de sobra conocido en la historia de la villa, además de diversas esculturas de estilo gótico, altares y mausoleos.
La plaza Mayor, donde se encuentra la catedral, fue diseñada en el siglo XV para servir de punto social de los habitantes del pueblo. El mercado y diversas festividades se han celebrado desde hace años en esta plaza. Desde aquí, siguiendo la calle Mayor se llega al Castillo de Sigüenza, otra de las visitas indispensables, una construcción defensiva que fue durante muchos siglos la residencia oficial de los obispos seguntinos.
De bajada, se puede visitar la plazuela de la Cárcel y la Casa del Doncel, donde este caballero leonés vivió. Su casa, de estilo gótico, es una belleza tanto por dentro como por fuera y muy cerca de allí se encuentra esta plazuela que durante el periodo del medievo fue el centro neurálgico de Sigüenza.
Pasear entre barrancos
Muy cerca del centro de la villa, a catorce kilómetros de Sigüenza, se encuentra el Parque Natural del Barranco del río Dulce, un entorno natural que protege el entorno del cañón del río que le da nombre. En su recorrido se pueden visitar diferentes miradores con vistas a este impresionante paraje que merece mucho la pena de recorrer.
De villa en villa
Si pasear entre pueblos, recorrer sus callejuelas y visitar sus monumentos es uno de tus grandes atractivos, no puedes dejar de visitar Atienza. Villa de reyes castellanos y cruce de importantes rutas en la península (la del Cid, la del Románico Rural y la del Quijote), este pueblo es un precioso ejemplo de los vestigios del medievo.
En Atienza vale la pena visitar su castillo, ubicado en la parte más alta del pueblo y convertido en su monumento más representativo. Tampoco hay que dejar de visitar el Museo de la Santísima Trinidad, en cuyo interior se puede contemplar una magnífica exposición de arte religioso. Ni la plaza del Trigo, uno de los magníficos ejemplos de la arquitectura de las plazas castellanas de antaño.
Senderismo e historia
Otra de las formas de conocer las maravillas que rodean Sigüenza es realizando el recorrido de senderismo Ruta de la Lana, un recorrido que atraviesa la provincia de Guadalajara siguiendo los caminos de la trashumancia hasta llegar a enlazar con el Camino de Santiago Francés al llegar a Burgos.
Siguiendo el curso del río Dulce, el visitante se adentra en la comarca de Sigüenza desde la localidad de Aragosa. Se visita el pequeño caserío de La Cabrera, Pelegrina, se recorre un pedazo del Camino del Cid y se sale por Sigüenza a través de la vía férrea en una pista que lleva al visitante a Palazuelos, una localidad amurallada por completo en la que también merece la pena hacer una parada. La visita a las Salimas de Olmeda en este recorrido también son meritorias de una parada.