Las elecciones presidenciales en Estados Unidos no se resuelven en un día o una semana, sino en meses. Elecciones primarias, mítines, convenciones y debates 'cara a cara' marcan el camino de un largo y complejo proceso electoral el país norteamericano que culminará por fin este martes 3 de noviembre, en el llamado 'Election Day'.
Hoy será el día en el que se decidirá si el republicano Donald Trump renueva su mandato durante otros cuatro años en la Casa Blanca o si, por el contrario, le arrebata el cargo el candidato demócrata, Joe Biden.
A colación de esta fecha tan significativa, vamos a recordar en Dolcevita cómo ha sido y es la historia de amor entre Trump y Melania.
La moda unió a Melania y Donald Trump
Melanija Knavs (50), como se llama realmente, nació en 1970 en Novo Mesto, un pueblo grande de la actual Eslovenia, entonces Yugoslavia, que se encontraba bajo la dictadura comunista. Allí creció con su padre, Viktor, su madre Amalija Knavs y su hermana Inés.
Melanija se fue a Ljubljana para estudiar Arquitectura y Diseño en la universidad, pero su estatura y atractivo llamaron la atención del empresario y fundador de una agencia de modelos Paolo Zampolli, que se ofreció a conseguirle un visado para trabajar en Estados Unidos.
Poco después, en 1996, se fue a Nueva York, donde su carrera en la moda se disparó tras conocer al gran representante de modelos Eileen Ford. Con Ford, y ya con su nombre occidentalizado, Melania Knauss ganó mucho dinero y fue portada de importantes revistas como Vogue, Avenue y Harper’s Baazar.
Los que la conocieron en aquella época dicen de Melania que sólo estaba en la moda para ganar dinero, y que se tomaba su trabajo muy en serio. "No salía de fiesta y comía de forma estricta de cinco a siete verduras y frutas todos los días y bebía mucha agua. Ella lo que quería era ganar dinero como modelo”, dijo su entonces compañero de piso, el fotógrafo Matthew Atanian.
La moda es la que acabó uniendo a Melania y Donald Trump (74). En 1998, cuando Melania tenía 28 años, conoció a Donald Trump en una fiesta celebrada durante la Semana de la Moda de Nueva York. Trump, entonces, tenía 52 años, cuatro hijos y un segundo divorcio encima.
Según dijo Melania en una entrevista, Trump se acercó a ella para pedirle su número y ella le dijo que no, que le diera el suyo. Entonces, el magnate, que había acudido a la fiesta con otra mujer, le dio todos sus números: el de la oficina, el de Mar-a-Lago y el de su casa en Nueva York.
Tras ello, comenzaron un romance y ella salió muy beneficiada en cuanto a su carrera en la moda. Es cierto que nunca antes le había faltado, pero nunca llegó a ser una modelo de primera fila.
Un noviazgo turbulento
Poco después de aquel encuentro en Nueva York, Melania y Trump comenzaron a salir. "Estaba impactada con su energía. Tiene una vitalidad impresionante. Tiene una mente brillante, es una persona muy inteligente", dijo ella por aquellos años cuando le preguntaron qué le gustaba de su pareja.
Todo fue bien entre ellos hasta que llegaron algunas rupturas, en torno al año 2000, después de que ella descubriese que Trump salía a su vez con otras mujeres, como con la empresaria noruega Celina Midelfart.
A pesar de todo, acabaron volviendo, y seis años después de conocerse se casaron. La Semana de la Moda de Nueva York de 2004 fue el escenario elegido por Trump para hacerle la propuesta de matrimonio, con un anillo de 1,5 millones de dólares.
Boda y un único hijo
Ella aceptó la petición de matrimonio y ambos acabaron casándose en 2005, en la iglesia episcopal de Bethesda-by-the-Sea. Al enlace asistieron 400 invitados, entre ellos personalidades como Heidi Klum y Tony Bennett, el matrimonio Clinton y miembros de la realeza como Alberto de Mónaco y Carlos de Inglaterra.
En 2006, un año después del 'sí quiero', nació el único hijo de la pareja, el primero para Melania y el quinto para Trump, llamado Barron William. Melania de dedicó por entero a su cuidado y educación, y se fue apartando poco a poco de la escena pública.
¿Qué hay de verdad en su historia de amor?
Lo que te hemos contado hasta ahora son datos objetivos, con fechas, lugares y personajes. Pero si nos fijamos en las fotos, hay una diferencia clara en ella: los ojos de Melania Trump ya no tienen ni un ápice de la alegría y vivacidad del comienzo. Quizá donde hubo amor hoy sólo queda una pose forzada.
Es cierto que cuando una persona va creciendo puede perder esa dosis de magia y magnetismo, pero todo parece indicar que entre el matrimonio hay poco de vida en común, nada que les una, aparte de la Casa Blanca y el hijo.
— marv ?? ❂ (@mvn_dn) January 23, 2017
Los medios americanos siempre especulan con que Melania y Trump hacen vidas separadas, y Google, al respecto, reveló hace unos años que una de las principales búsquedas de los norteamericanos era "¿por qué Melania Trump siempre está triste?".
No sabemos qué le ocurrirá, pero, a juzgar por las fotos y su lenguaje corporal, no parece apreciar mucho a su marido.
