"Echar más leña al fuego". Esa es la consigna que le llega al Banco Central Europeo desde todos lo ámbitos financieros mundiales. El organismo que preside Christine Lagarde tiene esta semana un papelón para con las entidades a las que vigila que no le será sencillo solventar. Y es que al supervisor europeo no le queda más remedio que contraatacar la situación del mercado -crisis del coronavirus y guerra del petróleo- con nuevas armas relacionadas con la política monetaria.
El BCE está prácticamente obligado a tomar medidas drásticas y, como el helicopter money aún parece una opción de ciencia ficción, la bajada de tipos se convierte en una vía para aliviar la tensión actual.
Se trata de una medida que ayudaría a las empresas afectadas por la coyuntura económica, pero también una solución que terminaría por llevar a la banca a una situación extrema, en la que no existiría margen para siguieran solas sin que se produzca una nueva oleada de fusiones. Las entidades españolas tienen un gran problema de solvencia, que se ha ido acrecentado por este entorno de tipos negativos y que se ha alargado en el tiempo más de lo que se preveía.
Además, como ya es por todos sabido, la Fed ha bajado 50 puntos básicos de golpe a los tipos de interés en Estados Unidos. Lo hizo la semana pasada adelantándose en tiempo a la reunión prevista. En Europa, el organismo homólogo ha optado por guardar las apariencias y ha decidido seguir con el calendario previsto. El BCE se reunirá este miércoles y el jueves, Lagarde explicará en rueda de prensa las medidas tomadas.
La visión de los analistas
Los expertos esperan que siga el ejemplo de Jerome Powell, presidente de la Fed. También se da por hecho que el Banco Central Europeo proporcionará liquidez a través de otras medidas. No obstante, los analistas advierten de que el supervisor cuenta con menos opciones que otros bancos centrales para hacer frente al impacto del coronavirus.
Según Fidelity, el BCE "dispone de menos munición monetaria para poner ante una desaceleración considerable". En la misma línea, Sergio Ávila, de IG España, destaca que la "caja de herramientas" del BCE "cada vez está más vacía". "Con el tipo de referencia en el 0% y la tasa de depósito en el -0,50%, su capacidad de movimiento está mucho más limitada", explica.
Por otro lado, Philippe Waechter, Jefe de Investigación Económica de Ostrum AM (Natixis), considera que el BCE no bajará los tipos de interés porque su labor principal "no va a ser impulsar la actividad económica, sino limitar el riesgo de bancarrotas". "El BCE podría hacer eso incrementando la compra de bonos corporativos y añadiendo nuevos elementos a las subastas de liquidez condicionadas (TLTRO), con el objetivo de añadir más liquidez si fuera necesario”, agrega.