Juan Rosell ha puesto toda la maquinaria en marcha para hacerse con la presidencia de Endesa, que Borja Prado dejará en la próxima junta de accionistas de la eléctrica, a celebrar el 12 de abril. Al que fuera presidente de la CEOE no le faltan apoyos en el ámbito empresarial y financiero, pero uno destaca por encima de todos: el de Isidro Fainé, presidente de la Fundación Bancaria La Caixa y de la sociedad de cartera del grupo, Criteria.
La relación de Rosell con el entorno de La Caixa ha sido tradicionalmente muy estrecha. De hecho, ha ocupado durante 12 años un puesto en el consejo de administración de Caixabank, aunque no renovará en la próxima junta de accionistas de la entidad al haber llegado al límite de permanencia contemplado en los estatutos. Rosell también es consejero de Criteria Caixa, entidad a la que representó como consejero dominical en la anteriormente denominada Gas Natural Fenosa (hoy Naturgy), aunque abandonó el consejo precisamente cuando Fainé fue nombrado presidente de la compañía energética.
El interés de Fainé por Endesa es incluso legendario. Cabe recordar que antes de que la eléctrica fuera adquirida conjuntamente por Acciona y Enel, Gas Natural (por entonces aún sin Fenosa y bajo el control de La Caixa) trató de abordar una operación de fusión que terminó por frustrar la creación de un campeón español del sector energético.
Por entonces, Fainé recogió el testigo de Iberdrola, que había intentado en vano una fusión con Endesa que fue malograda por el Gobierno de José María Aznar, con unas condiciones que restaban buena parte del atractivo a la operación. En el caso de la operación entre Gas Natural y Endesa, la resistencia del entonces presidente de esta última, Manuel Pizarro, fue un escollo infranqueable, que terminó por hacer que Gas Natural optara por adquirir Unión Fenosa.
Un interés duradero
Ya como presidente de Gas Natural Fenosa, Fainé no dejó de mirar a Endesa como un oscuro objeto de deseo, la culminación de sus planes al frente de la gasista. Pero la estrategia se atascó en el paso previo, consistente en ganar tamaño con la adquisición de una compañía como la portuguesa EDP.
El interés de Fainé en colocar una figura como la de Rosell en Endesa está, de esta forma, más que justificado después de salir del sector eléctrico de forma anticipada y sin haber podido realizar las operaciones que estaban en su hoja de ruta. El próximo presidente de Endesa no tendrá carácter ejecutivo, al contrario de lo que ha sucedido con Borja Prado.
Sin embargo, sin influencia directa en la gestión de la empresa, la labor institucional será su principal cometido. Una labor que será necesaria a la hora de afrontar cualquier tipo de operación, que ha de contar con los gobiernos italiano (en su condición de accionista de Enel) y español, al tratarse de un gran actor de un sector estratégico.
Palanca política
Fainé no es el único apoyo con el que cuenta Rosell para su llegada a la presidencia de la compañía controlada por la pública italiana Enel. En las esferas políticas, los movimientos corren a cargo del ex líder de CiU Josep Antoni Durán i Lleida, recientemente nombrado consejero del gestor aeroportuario AENA.
Apartado de la primera línea del panorama político, Durán i Lleida cuenta con cierto predicamento en el entorno empresarial derivado de su prolongada actividad parlamentaria, su talante dialogante y su buen desenvolvimiento en materia económica.
En el entorno de Rosell para esta operación también se encuentra el editor Mauricio Casals, presidente del diario La Razón y adjunto a la presidencia de Atresmedia. Sin duda, una pata mediática más que conveniente para una operación de este tipo y lo que podría llegar tras el futuro nombramiento.