El 64% de los trabajadores que perdieron su empleo en agosto tenían un contrato indefinido. En el mismo mes de 2019, por ejemplo, sólo un 20% de los puestos de trabajo destruidos eran indefinidos; y en 2018, un 4%. Hay que remontarse a 2013 para encontrar una cifra más elevada en un mes de agosto: en aquel año un 67% del empleo perdido era indefinido. Durante la crisis financiera, rondó el 40%.
Este año, de los 158.569 afiliados medios perdidos en el Régimen General en agosto respecto a julio, 60.845 tenían un contrato fijo discontinuo (modalidad contractual indefinida), 27.407 trabajaban con un contrato indefinido a tiempo parcial, y 12.600 lo hacían de manera indefinida a tiempo completo. El 36% restante corresponde a trabajadores temporales, formación y prácticas, y otros.
En primer lugar, hay que tener en cuenta que la destrucción de empleo en agosto no ha variado sustancialmente. Siguen desapareciendo entre 150.000 y 200.000 puestos de trabajo, tal y como reflejan los últimos datos publicados este lunes por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.
Por otra parte, la reforma laboral ha disparado la transformación de contratos temporales en indefinidos, entre los que están los fijos discontinuos. En agosto de 2019, 9,1 millones de los 14,9 millones de afiliados medios del Régimen General eran indefinidos, un 61% del total. En este agosto ya representan el 77% del total, con 12,5 millones de indefinidos de un total de 16,3 millones de afiliados.
Esto evidencia que la estacionalidad del mercado laboral y el efecto 'final de mes' siguen afectando a la afiliación a la Seguridad Social, pese a la fuerte transformación de temporales en indefinidos; es decir, pese a la caída de la temporalidad con la reforma laboral.
Baja la temporalidad, pero sigue la precariedad
Los expertos ya están alertando de este asunto. José Ignacio Conde-Ruiz y Jesús Lahera, miembros de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), advertían este lunes que empiezan "a ver indicios de que la caída de la temporalidad contractual no está viniendo acompañada, del todo, de una reducción de la precariedad laboral real".
Los investigadores explican que "hay un segmento de los trabajadores, que a pesar de que su contrato ahora tiene la etiqueta de indefinido, sigue siendo muy precario cuando miramos al número de días trabajados, a su salario, al tipo de jornada y a los elevados periodos de inactividad que presentan".
Así, aunque aún hay que esperar a que se consolide este nuevo marco contractual para evaluar la reforma, "se empiezan a ver señales preocupantes como la alta creación y destrucción diaria de empleo que estaría indicando alta rotación e intermitencia o discontinuidad en el empleo o la menor duración de los contratos indefinidos, con una utilización en ocasiones excesiva de la extinción en período de prueba", añaden.
Por esta razón, advierten de que si estas tendencias se acaban consolidando, es muy probable que, a pesar de que la tasa de temporalidad contractual ha bajado prácticamente a la media europea, "en breve volvamos a meter en la agenda de retos laborales la lucha contra la precariedad laboral real y en favor de la estabilidad del empleo, principalmente entre los más jóvenes".
Si se analiza la evolución de los trabajadores más jóvenes, los menores de 25 años, se observa la misma tendencia. En este colectivo la afiliación media bajó en 66.527 personas en agosto, de las que el 51% tenían un contrato indefinido (20.728 fijo discontinuo, 10.099 a tiempo parcial, y 3.082 a tiempo completo).
Pepepelotas
Calviño, vamos como una moto. Para Sanchez nada no creo que lo entienda. Estos parados ya no se recuperan y hay que sumar los 600000 fijos discontinuos camuflados por la YOYOlanda, con la complicidad de los comegambas
estebanmc
Estamos ante la argentinización de España: Se falsean todas las estadísticas, o no se dan. En Argentina la crisis de 2004 (creo recordar) se produce por que los datos de inflación del gobierno eran manifiestamente falsos, mas recientemente, les echan del informe PISA por falsificar los datos, y así seguimos. De quién depende el ministerio de trabajo, ¡pues eso!