La crisis de Abengoa amenaza con comprometer las aspiraciones políticas de dos de las personas que más predicamento han tenido en los últimos meses en el PSOE, José Borrell y Susana Díaz. Ambos llevan varias semanas participando en actos públicos y concediendo entrevistas dando la impresión de que preparan el terreno para anunciar lo que podría ser su candidatura a secretario general del principal partido de la oposición.
Mientras que el exministro y expresidente del Parlamento Europeo unas veces parece cercano a Pedro Sánchez, otras a la misma Susana Díez, la líder del PSOE andaluz juega en ocasiones a ser la única esperanza del partido y en otras a mantenerse fiel para toda la vida a la Junta de Andalucía. En todo caso, la vinculación que ambos han tenido con Abengoa podría obstaculizar sus verdaderos propósitos políticos.
La presión política de Susana Díaz para salvar Abengoa, ¿a quién ha servido? ¿a los trabajadores o a los acreedores financieros?
Borrell ha sido desde 2010 y hasta este mismo mes consejero de Abengoa. Durante este periodo, el grupo energético se introdujo en una espiral de emisiones de bonos para pagar deuda vencida que ha terminado con engullirlo. Aunque el exministro socialista ha dejado la compañía con el sentimiento de haber logrado evitar el que hubiera sido el mayor concurso de acreedores en la historia de España, lo cierto es que el presente y futuro previsible de la multinacional española es similar al que tendría si efectivamente hubiera sido declarado en concurso de acreedores. Abengoa ha perdido hasta septiembre más de 5.400 millones de euros, en un año ha reducido su plantilla en más de 14.000 personas, y bancos y fondos acreedores se van a convertir en sus nuevos dueños. Lo que le queda es seguir menguando para pagar sus deudas.
El que fuera ministro de Obras Públicas, Telecomunicaciones, Transportes y Medio Ambiente con Felipe González ha cobrado anualmente como consejero de Abengoa 300.000 euros. La Audiencia Nacional va a investigar las cuentas del grupo y Borrell será uno de los exconsejeros que tenga que dar explicaciones. Si vuelve oficialmente a la arena política, sus contrincantes no perderán la ocasión de recordarle su pasado reciente como consejero de Abengoa.
Susana Díaz ha presionado políticamente lo que ha podido para evitar el concurso de acreedores de Abengoa. "Hay que salvar a Abengoa sí o sí, y no tiene discusión. Hay talento, es una empresa andaluza referente en tecnología y miles de puestos de trabajo en juego", declaró Susana Díaz en diciembre de 2015 en una entrevista en la Cadena Ser. "El Gobierno, sea el que sea se tiene que comprometer y así se lo dije en su día a Mariano Rajoy. La Junta arrimará al hombro, pero hay que buscar un socio industrial porque es la manera de crear empleo. Hay que poner todos los medios al alcance", añadió.
Quizá no midiera Díaz su apoyo a Abengoa. La reestructuración de Abengoa permitirá que sus principales acreedores financieros recuperen algo, poco, de su deuda con la compañía energética. ¿Pero impedirá que la compañía no efectúe una drástica reducción de la plantilla del grupo en Andalucía? ¿o que las pequeñas empresas españolas proveedoras de Abengoa mantengan la actividad? Entonces, que una compañía española se salve del concurso, ¿depende de la intermediación política? La presión de Susana Díaz, ¿a quién ha servido? ¿a los trabajadores de la compañía en España o a sus acreedores financieros?