Desde hace meses parece que la batuta que dirige el destino de millones de ciudadanos la empuña con firmeza la canciller alemana Angela Merkel, acompañada en su interpretación por su aliado francés, Nicolás Sarkozy. Pero de vez en cuando aparecen en el horizonte voces discordantes y en desacuerdo con la línea general que ha tomado la economía y la política, prácticamente a nivel mundial. Matthias Rath, médico y científico alemán, es una de ellas, y su conferencia del pasado 13 de marzo en Berlín da buena cuenta de ello.
El doctor Rath es el director del Instituto Linus Pauling de Nueva York, y actualmente juega su particular cruzada contra las multinacionales farmacéuticas al más puro estilo de "El jardinero fiel". Cabeza mundial de un movimiento que defiende la medicina preventiva en lugar de paliativa y que promueve una lucha contra el cáncer con métodos no invasivos, sorprende con un discurso contrario al movimiento europeo de integración y de cesión de competencias en todos los sentidos.
En su mencionada intervención, el alemán aprovecha para lanzar una vez más su mensaje, un mensaje claro dirigido a los ciudadanos de Berlín, a los alemanes, a los franceses, los europeos, y a gente de cualquier punto del globo. Pero empieza por lo más concreto, advirtiendo que Alemania ya había provocado en dos ocasiones (I y II Guerra Mundial) en la historia un gran sufrimiento por el ansia de poder de sus secuaces políticos. "Ahora tenemos otra oportunidad para demostrar que no se conseguirá el objetivo de someter comercial y políticamente a naciones enteras, sacrificando millones de vidas humanas por los intereses comerciales que intentaron conquistar medio mundo con medios militares", exhortaba.
Mensaje también para Merkel
El científico aprovechaba también para pedir a la canciller que no siguiera engañando con la consigna de que si el euro se desmorona, Europa entera se desmorona con él. Para él, esto suena a podrido. "Le decimos desde aquí que nunca más habrá una Europa que someta a su población durante generaciones, abusando de los ciudadanos para los intereses financieros de las multinacionales. No necesitamos su euro. La moneda sólo cumple la función de encadenar a millones de europeos como esclavos a su dictadura económica. A los países amenazados (Grecia, España, Italia, Portugal) les digo que no permitan que les presionen, que los políticos son marionetas de la fraudulenta y millonaria industria farmacéutica que negocia con la enfermedad, primera causa de crisis financiera", comentaba Rath.
Alemania tiene la opción de no repetir los dos errores históricos que tanto sufrimiento causaron por sucumbir a los intereses encubiertos
La idea transmitida por el alemán era muy clara. A los países de la eurozona, que rompan las cadenas esclavizantes del euro, que reintroduzcan sus propias divisas nacionales. A los que no lo han adoptado, que las conserven, ya que con ellas tendrán la oportunidad de conservar la independencia de su país y la dignidad de sus habitantes por sus propios medios.
Pero los llamamientos, claros y directos, no terminaron ahí. A los habitantes de la eurozona les pedía que no confiaran en Bruselas. A los franceses, que no voten a Sarkozy en las próximas elecciones, ya que "estarán votando para que haya una guerra". A los alemanes, de cara a las elecciones parlamentarias del próximo año, que no elijan ser cómplices del belicismo.
Un objetivo muy ambicioso
Para finalizar su discurso el científico habla de la necesidad de acabar con la epidemia de las enfermedades endémicas, algo sobre lo que afirma que ya hay medidas naturales que han demostrado que podrían revertir la situación actual, pero que obviamente, siempre han sido ninguneadas por farmacéuticas y políticos, debido a su enorme implicación. "Estamos resueltos a salvar millones de vidas humanas del cáncer y otras enfermedades que se pueden prevenir en gran medida, hay que solucionarlo para poder decir a las nuevas generaciones que cuando reconocimos todo el alcance del fraudulento negocio farmacéutico con la enfermedad emprendimos acciones para que heredasen un mundo sano, pacífico y justo. No será fácil porque cada enfermedad tiene un mercado que mueve millones de dólares", explicaba Rath.
Su corto pero sorprendente discurso alcanzaba su fin con una última petición: "organizáos, buscad gente en vuestra localidad para empezar a moveros o a informaros de los remedios naturales descubiertos científicamente. Hagámoslo. Hagámoslo ahora", sentenciaba.