La banca española comenzará a liquidar a un ritmo superior al previsto los fuertes préstamos tomados al Banco Central Europeo (BCE) de la inyección especial de liquidez conocida como LTRO (Long Term Refinancing Operation, mediante la cual el BCE ofrecía dinero de manera casi ilimitada al 1%, a devolver a tres años). El sistema doméstico fue claramente el que más utilizó esta enorme fuente de financiación de toda la UE, pero ahora quiere lanzar el mensaje de que tiene acceso a los mercados y no depende de manera total de la manguera ilimitada del organismo emisor.
De momento, conviene observar la tabla adjunta, que es demoledora. La banca española captó casi un tercio de toda la liquidez extraordinaria (con mención especial para la banca mediana) seguida por Italia y, ya a considerable distancia, por Francia. La banca germana sólo captó el 7% de liquidez.
A partir de finales de este mes se podrá comenzar a devolver estos préstamos y los expertos de Barclays creen que “gracias a la mejora del sentimiento de mercado, creemos que los rembolsos al BCE serán mayores de lo que espera el mercado”. De hecho, se atreven a ofrecer expectativas: “en los dos primeros trimestres del año prevemos una devolución de unos 200.000 millones de euros”, que supondrían un 20% del total prestado.
Barclays espera que sólo los bancos españoles devuelvan 30.000 millones de euros en este primer semestre, pero la cifra podría ser superior. Si esto se confirmara, sería una buena noticia.
Sólo dos lo reconocen
De momento, sólo Commerzbank y Banco Sabadell han reconocido públicamente que agilizarán el ritmo de devoluciones, aunque alguna otra firma consultada reconoce que también está por la labor. ¿El motivo? Las fuentes indican que se pretende romper con la total dependencia del BCE mostrada en los meses recientes.
Las colocaciones en las últimas semanas de entidades como BBVA, Banco Popular, Bankinter o Sabadell han confirmado que de momento, los mercados están abiertos para la banca doméstica.
En alrededor de 20 meses, el único dinero que ha entrado en España ha procedido de las inyecciones extraordinarias del BCE y esto ha cambiado, merced a las reformas del Gobierno (incluida la financiera) y a la devaluación interna realizada por el sector privado, que ha invertido la balanza de pagos, hasta hacerla favorable.
Ahora, los bancos quieren lanzar un mensaje positivo y, de paso, dosificar su apalancamiento, para no verse obligados a devolver todo de golpe al final del plazo. Esta señala denotaría fortaleza financiera, ya que devolver el dinero significaría renunciar a un rentable arbitraje: dinero tomado al 1% y colocado en renta fija que rinde más. El diferencial es íntegro para los bancos.
Tras la reforma financiera, que ha supuesto que las entidades se recapitalicen y, sobre todo, que el sistema reduzca considerablemente su número, los operadores quieren confirmar que están mucho mejor que antes.