Un dominio claro que se ha reforzado tras las fusiones de la era Covid. Las tres grandes entidades españolas (CaixaBank, Santander y BBVA) controlan el 57,3% del mercado de los depósitos en España. Son 10 puntos porcentuales más frente al 46,9% que declaraban en 2020, justo antes de que se cerrara la fusión de CaixaBank y Bankia para crear el gigante del sector financiero español.

Los ejecutivos de las tres entidades llevan meses repitiendo que no habrá una guerra del pasivo en el corto plazo, por lo que sin ningún movimiento de uno de ellos será difícil que resucite el atractivo por este producto tradicional de ahorro, que en otros países como Alemania y Francia ofrecen un interés superior al 2%. De hecho, la inapetencia de Santander, CaixaBank y BBVA está empujando a los ahorradores a refugiarse en la deuda pública, con las Letras del Tesoro ofreciendo rentabilidades cercanas al 3%.

Los banqueros esgrimen tres argumentos en público para defenderse del retraso en el pago: hay excesiva liquidez, en España no se gana el suficiente dinero como para que el negocio sea rentable y en la era de tipos negativos tampoco se cobró a los particulares por 'guardar' su dinero. Y en privado admiten como cuarto factor el extra coste respecto a sus competidores europeos por el impuesto para recaudar 3.000 millones entre 2023 y 2024.  

El mejor retorno para el cliente no se consigue con los depósitos", defiende el consejero delegado de CaixaBank, que apuesta por los fondos de inversión.

CaixaBank es el banco con la posición más dominante. Tras absorber Bankia en 2021, el banco de origen catalán ha pasado de declarar una cuota de mercado en depósitos del 15,6% en 2020 al 24,8% en 2022, según recoge en sus respectivos informes anuales. A cierre de diciembre contaba con 386.000 millones en depósitos en España.

"El mejor retorno para el cliente no se consigue con los depósitos", defendió  Gonzalo Gortázar, consejero delegado de CaixaBank, en la última rueda de prensa de resultados. La estrategia del banco pasa por apostar por los fondos de inversión, que ofrecen rentabilidades más altas para combatir la inflación. Ahora bien, este tipo de productos, con más riesgo que los depósitos tradicionales, también genera jugosas comisiones para las entidades.

Santander y BBVA pagan por los depósitos fuera de España

Santander, por su parte, acapara 334.600 millones en España, lo que supone una cuota del 19,5% sobre el total y que supera al 18,3% que declaraba en 2020. El salto en España del banco presidido por Ana Botín se produjo en 2017 con la compra de Popular, que adquirió por un euro tras su resolución por parte de Europa. En ese momento, reforzó su posición desde una cuota cercana al 13% al entorno del 18%.

Santander también se resiste a remunerar por los depósitos, aunque el banco ha iniciado una guerra por captar pasivo en Portugal. En el país vecino ha lanzado una ofensiva comercial con cinco depósitos que ofrecen hasta el 2%. Esta remuneración, a no ser que haya un movimiento agresivo de uno de los grandes, quedará lejos del 0,8% como máximo que contemplan pagar las entidades en sus presupuestos para 2023.

BBVA también remunera con un 2% para captar clientes en Italia, un mercado en el que aterrizó con su banca digital a finales de 2021. Pero al igual que sus principales competidores, ha descartado una guerra de pasivo en el corto plazo por la poca necesidad de liquidez. En España la cuota de mercado está estable en torno al 13% en los últimos años, tras mantener un perfil bajo en las fusiones desde que compró Catalunya Caixa en 2015.  

La competencia se resiente por las fusiones

La competencia entre bancos se refleja a través del índice Herfindahl-Hirschman, que mide el nivel de concentración en un sector concreto. Este índice se ha disparado a niveles récord en España tras las integraciones de CaixaBank con Bankia y de Unicaja con Liberbank. El riesgo de oligopolio, según los expertos, está lejos, pero sí siembra dudas en medio de las críticas por retrasar el pago de los depósitos.

El mapa bancario español se ha reducido a diez entidades significativas, que son las que supervisa directamente el Banco Central Europeo (BCE). El índice Herfindahl-Hirschman, más conocido por sus siglas en inglés HHI, alcanzó 1.270 puntos en el sector bancario español el año pasado, según los datos provisionales del BCE. Es un nivel nunca visto.