Carlos Torres quiere comprar el Sabadell sí o sí. El presidente del BBVA aceptó el desafío de Josep Oliu y lanzó este jueves una opa hostil para hacerse con la entidad catalana, cuyo consejo rechazó de forma frontal cualquier intento de fusión amistosa. Pero la estrategia agresiva de Torres pone en peligro uno de los argumentos de peso para apostar por la operación: los 850 millones de euros en ahorros brutos.
BBVA aspira a crear una gran entidad con más de un billón de euros en activos en el mundo. Tiene todo el “sentido estratégico” por las sinergias y la complementariedad de negocios, como defiende el Banco Central Europeo (BCE). Aunque las formas, con una OPA hostil, se cuestionan en Fráncfort y además dificultarían los procesos de ajustes de plantilla y de cierre de oficinas necesarios para extraer los ahorros, como advierten fuentes financieras.
En el mundo financiero, incluso dentro del banco de La Vela, se cuestiona el plan de Torres de lanzarse a comprar el Sabadell “por las bravas” y sin incluir dinero en efectivo en la oferta, que se plantea ahora a los accionistas de la entidad catalana en las mismas condiciones que rechazó hace unos días el consejo.
"Casar a dos entidades por la fuerza provoca un shock en las plantillas y hace más difícil reestructurar", señala un alto directivo de una consultora internacional
En su oferta, BBVA defiende que la operación es positiva en el beneficio por acción (BPA) desde el primer año tras la integración, alcanzando una mejora de aproximadamente el 3,5% una vez se produzcan los ahorros asociados a la fusión, que cifra en unos 850 millones de euros antes de impuestos.
Miles de despidos y cierres de oficinas
Se estima que el grupo de La Vela tendría que hacer un ajuste de empleo de miles de empleados y cerrar centenares de oficinas en España, como reconoció el propio Torres al presentar la opa para comprar el cuarto banco más grande del país, que, no obstante, no lo cuantificó.
El movimiento hostil ha desencadenado una guerra total con el Sabadell, que ha contraatacado acusando al BBVA ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) de ocultar información al mercado en el lanzamiento de la opa. Esta posibilidad se contemplaba desde hace tiempo en los círculos financieros, pero no por ello no ha dejado de sorprender a competidores, consultores y expertos en el sector bancario.
“El shock de integrar a dos entidades que se casan por la fuerza hace muy difícil reestructurar los equipos y la red de sucursales. Se arriesgan parte de los ahorros de la operación”, advierte un alto directivo de una consultora internacional experta en reestructuraciones de entidades.
Críticas internas a Torres
De hecho, como recuerdan las fuentes, la estimación de 850 millones en ahorros antes de impuesto de BBVA es anterior a la opa hostil, cuando se intentó convencer a Oliu para que iniciara conversaciones para fusionarse.
Antes de presentar la opa a los accionistas del Sabadell, ya había voces críticas dentro de BBVA que recelaban del plan de comprar la entidad con una canje sólo en acciones, que ofrecía una prima de cerca del 30% sobre la cotización previa al anuncio del intento de fusión, pero que se ha ido borrando por la caída en Bolsa del banco liderado por Torres.
"BBVA, que compró las antiguas cajas catalanas Unnim y CX, y Sabadell concentrarían casi el 40% de la cuota de Cataluña y desbancarían a CaixaBank, que controla cerca del 35%.
Como publicó este medio, el empecinamiento del presidente del BBVA ha abierto fisuras en el grupo entre algunos directivos e incluso hay voces críticas dentro del consejo.
Con la compra del Sabadell, el grupo de La Vela daría un salto considerable en cuota de crédito a pymes, el gran atractivo del banco catalán, que le aportaría una porción del 12,7%, hasta superar el 24% en España. En total, la entidad combinada sumaría casi el 22% del crédito. En Cataluña, donde BBVA compró durante la crisis de cajas la antigua CX y Unnim, tendría cuotas cercanas al 40%, con lo que destronaría a CaixaBank (con un control de alrededor del 35% del mercado de la región).