El debate sobre el papel del Banco de España y de su exgobernador, Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO), en la crisis de Bankia vuelve a saltar a la palestra. Los correos internos de los inspectores, desvelados este viernes por Vozpópuli, ponen en cuestión la declaración del exgobernador en la Audiencia Nacional, en febrero de 2013, y dan alas a las críticas que vienen realizando desde la Asociación de Inspectores del Banco de España (AIBE). Esta agrupación se queja de que muchas de sus advertencias no se plasmaban en actuaciones una vez pasaban el filtro de la cúpula del Banco de España.
Los correos reflejan que los inspectores que seguían el día a día de Bankia, los que mejor conocían la situación del banco, tenían serias dudas sobre la solvencia y calidad de los resultados del grupo incluso antes de la salida a bolsa, en julio de 2011. Frente a ello, MAFO siempre ha sostenido que Bankia cayó por la recaída de la economía española, en la segunda mitad de 2011. "Si no hubiera habido una segunda recesión, la fusión de Bankia probablemente hubiera salido perfectamente”, señaló el exgobernador en su declaración como testigo ante el juez Fernando Andreu.
Los inspectores tenían dudas sobre la solvencia y calidad de los resultados de Bankia antes de la salida a bolsa
Con estas palabras, hizo oídos sordos a algunos de los avisos de los inspectores. Un ejemplo: de los correos internos se desprenden serias dudas sobre si Bankia no necesitaría más capital tras la salida a bolsa. "Cuidado no vayamos a quedarnos por debajo del 8% de capital principal pese a captar 3.000 millones en bolsa", expresaba el jefe de inspección, José Antonio Casaus, el 7 de abril de 2011. Muy lejos de las consideraciones de sus subalternos, para Ordóñez con los 3.000 millones incluso se iba más allá de los objetivos: "Yo creo que sacaron 3.000 millones, que estaba por encima de lo que había que obtener".
Las dudas de los inspectores expresadas en los correos no se quedaban ahí. También antes de la salida a bolsa, los supervisores calificaban como "grave" y "débil" generación de resultados de Bankia, en un contexto en el que había "dudas en el mercado ante el peso de su deuda y por las políticas del pan para hoy y hambre para mañana". Y por si fuera poco, los inspectores avisaban del desfase patrimonial que provocaría en la matriz de Bankia (BFA) la salida a bolsa de su filial y alertaban de un derivado firmado por Bancaja con Aviva, Deutsche Bank y Picton. Sobre este último, los supervisores decían que había "un problema considerable de valoración" y que no debía ser considerado como capital, ya que había "gato encerrado".
Fusiones, la medicina que todo lo curaba
Sin embargo, para MAFO la situación hasta entonces de Bankia era la ideal y la fusión con Bancaja era la mejor de las soluciones que se podía haber alcanzado. Señaló que su "obligación" como gobernador era "dar una oportunidad" de enderezar el rumbo a Caja Madrid y Bancaja, y que las fusiones siempre son la mejor solución. Incluso se aventuró a decir que si Bankia y La Caixa se hubieran fusionado en 2012, "puede que hoy no estuviéramos aquí". Una nueva contradicción con la visión del ministro de Economía, Luis de Guindos, quien en su nuevo libro apunta que hubiera sido un error que "hubiera agrandado el problema", según publicó este jueves El Mundo.
En su declaración, Ordóñez llegó incluso a negar que BFA fuera un banco malo que se creara para asumir los golpes de Bankia. De nuevo una versión muy alejada de lo que decía su equipo de inspección en el banco: “Se trata de crear un banco malo, en el que entrarían los inmuebles adjudicados y puede que parte de la cartera promotora”, tal y como refleja un correo de marzo de 2011.
Para MAFO, Bankia hubiera sobrevivido sin problemas de fructificar su fusión con La Caixa; para Guindos, el desastre hubiera sido mayor
Otro de los asuntos que pone sobre la mesa la correspondencia del Banco de España es la falta de entendimiento entre gran parte de los inspectores y la cúpula del regulador. El enfrentamiento llegó a su punto álgido en febrero, cuando la asociación pidió la dimisión del entonces subgobernador, Fernando Restoy. Para MAFO, esta disputa es algo histórico del regulador que nunca cesará, ya que no tenía sentido cambiar la estructura de supervisión del Banco de España.
En lo único que parecen estar de acuerdo el exgobernador y los inspectores del Banco de España es en que la mala gestión de Bankia durante la época de Rodrigo Rato (y sus predecesores de las cajas) arrastraron al precipicio a la entidad. Pero no fue hasta abril-mayo de 2012 cuando el Banco de España presionó con fuerza para que el exvicepresidente de Aznar se echara un lado y dejara paso a un gestor más profesional como José Ignacio Goirigolzarri. Mientras tanto, parece que la una estrategia que se marcó desde el principal despacho de Cibeles era la de dar nuevas patadas hacia delante, para ver si mejoraba la economía y se resolvía sólo el problema. No ocurrió, y el rescate costó a los contribuyentes 22.000 millones.
Este medio intentó ponerse en contacto con el exgobernador y hasta el momento no ha recibido respuesta.