Los tiempos en los que estar en un consejo de administración se resumía en acudir una vez al mes a la sede del banco o caja a dar el visto bueno a las propuestas de los gestores han tocado a su fin. La entrada en vigor de la nueva supervisión europea, liderada por el Banco Central Europeo (BCE), ha multiplicado las exigencias a los consejeros de la banca. Se vigila todo: la implicación en cada reunión, su formación, si realmente hay debate en cada consejo y hasta cómo se redactan las actas.
Ahora, el Banco de España ha ido un paso más allá. El regulador español quiere que los administradores de cada grupo financiero se impliquen al máximo en uno de los temas capitales que sobrevuela el sector: las nuevas provisiones exigidas por la modificación del Anejo IX de la Circular 4/2004.
Así lo han expresado responsables del Banco de España a las principales entidades españoles en reuniones mantenidas durante los últimos días. En ellas, el regulador subrayó dos cuestiones que los administradores de cada banco tienen que asumir de aquí a que acabe el año: primero el modelo que va a adoptar cada entidad (interno o estándar); y el impacto exacto de dicha normativa en las cuentas y provisiones, que ha de asumirse antes de final de año.
Con esta normativa, que entró en vigor el 1 de octubre, el Banco de España persigue tres objetivos: que las entidades hagan una mejor valoración de los activos adjudicados en su balance; que se acelere su venta; y que el sector financiero haga una transición de cara a la normativa internacional que entrará en vigor en 2018, el IFRS 9, que será mucho más dura.
El Banco de España ha pedido que los consejos adopten una decisión firme sobre el impacto de la circular 4/2004 antes de final de año
La cuestión del modelo que elija cada entidad no es menor. Las grandes entidades han escogido el interno, que han desarrollado con grandes equipos y la supervisión de los reguladores. Esto permite afinar mucho más en las provisiones y no tener que asumir unas reglas estándar del Banco de España, que pueden incrementar la factura. Mientras, las entidades medianas, principalmente grupos de cajas, tendrán de momento que hacer frente a los niveles impuestos por el regulador.
En las últimas presentaciones de resultados, las entidades han descartado un gran impacto en resultados, más allá de que se eleve la morosidad por el paso de créditos subestándar (cuya denominación desaparece) a dudosos. Sabadell provisionó 200 millones en junio para atender un posible impacto de 350 millones. Por su parte, Santander reconoció que su morosidad aumentará en 300 millones, pero sin impacto en provisiones.
Nuevo perfil de consejeros
Las nuevas exigencias del Banco de España suponen un paso más en la nueva implicación que se busca de los consejeros. Tanto el regulador español como el BCE están poniendo el foco en que mejore el gobierno corporativo, sobre todo después del que se descubrió en las cajas a raíz de la crisis.
Exconsejeros de entidades como Bankia han señalado en sus declaraciones como imputados que eran elegidos para puestos en los órganos de gobierno "porque les tocaba" y porque ésa era la costumbre, reconociendo que no tenían ningún tipo de conocimiento financiero o preparación para el puesto.