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Los cinco dardos envenenados de Anticorrupción contra Blesa y Rato

El fiscal Luzón soltó ayer toda su artillería contra Blesa, Rato y los otros 63 acusados por las tarjetas 'black'. Les tildó de "depredadores" que perpetraron maniobras de "pillaje y rapiña". Trató de dejar en evidencia a sus abogados y dijo que fueron consejeros "poco profesionales" muy bien pagados.

  • El fiscal Alejandro Luzón se enfrenta hoy a los argumentos de las 65 defensas de las 'tarjetas black'.

El fiscal Alejandro Luzón no dejó ayer indiferente a las más de 100 personas que poblaban la sala de la Audiencia Nacional donde se celebra el juicio de las tarjetas black. Estrenaba el turno de conclusiones, y cargó con toda su artillería contra los 65 acusados, en especial Miguel Blesa y Rodrigo Rato, en un discurso directo y sin suavizar ninguna de sus críticas.

Fueron cinco los grandes mensajes dejados en su intervención:

  1. Las tarjetas black fueron fruto de "depredadores" y del "pillaje".
  2. Casi todos los acusados fueron gestores "poco profesionales" que querían cobrar como los mejores.
  3. Estas prácticas son reflejo de "los años de impunidad, muy lejos de la legalidad".
  4. Las estrategias diseñadas por los abogados de los acusados no valen para nada.
  5. Los consejeros y miembros de la Comisión de Control fueron desleales con Caja Madrid, ya que eran los encargados de proteger a le entidad en lugar de apropiarse indebidamente del dinero de las tarjetas.

Fruto de este discurso, el ambiente en la Audiencia Nacional se fue tensando hasta el punto de que provocó protestas airadas en más de una ocasión, teniendo que pedir silencio la presidenta del tribunal, la jueza Ángela Murillo.

Los momentos más descontrolados se produjeron cuando Luzón comparó las maniobras de algunos usuarios de las tarjetas con el “pillaje y la rapiña”, provocando un gran revuelo en la Sala. Tanto que tuvo que detener su discurso durante más de un minuto. A continuación repitió las dos palabras: “Pillaje y rapiña”.

Uno de los acusados llegó a decir en voz alta "¡Venga hombre!" ante una de las afirmaciones de Luzón

El clima de la sala se fue acalorando hasta el punto de que uno de los acusados dijo en voz alta “¡Venga hombre!” en un momento de la intervención de Luzón. En ese momento, el fiscal estaba criticando que quienes eran los responsables de vigilar lo que ocurría en la caja, los consejeros y miembros de la Comisión de Control, no sólo no lo hicieran sino que se dejaran llevar poniendo como excusa que se fiaban de lo que les venía dado.

“Sabemos que eran consejeros poco profesionales, pero querían cobrar como si lo fueran”, expuso el representante del Ministerio Fiscal, comparando a los acusados con “depredadores”. Luzón también tuvo palabras para los letrados de los acusados, a los que calificó de “abogados disfrazados de peritos”.

Para el fiscal, los consejeros de Caja Madrid actuaron al revés de como debían: cobrando de más de la caja en lugar de protegerla

Planteadas estas cuestiones, el fiscal expuso que esta causa debe acabar con condena para todos los procesados porque está demostrado que era una remuneración irregular y opaca. Para Luzón, los titulares de estos plásticos las usaron “dentro de la sensación de impunidad que había en España, pero no de legalidad”.

Tal y como adelantó este medio, el fiscal restó relevancia a la estrategia de los acusados de señalar a Jaime Terceiro como creador de las tarjetas black. No las ve comparables, pero aunque lo fueran eso no quita responsabilidad a sus sucesores.

Cinco clases

Luzón dividió en cinco los tipos de acusados de este proceso: Miguel Blesa, el "perfeccionador" de este sistema opaco; Rodrigo Rato, que desaprovechó “una gran oportunidad” de quitar las tarjetas a pesar de su “generosa retribución”; los consejeros, cuya conducta es más grave (se pensó retirar la acusación contra Virgilio Zapatero); los miembros de la Comisión de Control, salvo tres; y los directivos, a los que podría haber dejado fuera de haber estado en su contrato esta remuneración opaca.

El fiscal redujo algunas penas teniendo en cuenta el atenuante, pero sólo a aquellos que han reparado el daño sin dejarse la puerta abierta a recuperarlo, en caso de sentencia a favor. A los que lo han consignado no se lo ha tenido en cuenta.

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