El bajo entorno de tipos está empezando a llevar a la reserva las diferentes opciones que tienen activadas las entidades, desde hace varios trimestres, para mantener sus niveles de rentabilidad. Por el lado del pasivo, aún existe margen para la bajada de precios. Una vía que puede secarse a lo largo de este año, cuando la remuneración de los depósitos pueda llegar a suelos del 0,3% anual. El camino de la reducción de gastos también parece en la senda de la extinción tras los duros ajustes de años atrás. En cuanto al crédito, la presión sobre los márgenes por la dura competencia que se viene ejerciendo en determinados segmentos (empresas y consumo, principalmente) sólo puede compensarse generando mucho volumen de nuevas concesiones. Además, las entidades empiezan ya a agotar el camino de la fidelización a los clientes. En definitiva, más productos de donde lograr ingresos vía comisiones.
Ante este difícil panorama para alcanzar los objetivos de rentabilidad de doble dígito que pregonan todas las entidades en un escenario a dos o tres años, ya se han iniciado los movimientos en el sector para una nueva etapa de consolidación bancaria que finalizará con un escenario de entre seis a ocho entidades. Una reestructuración en la que BBVA prevé nuevas compras, como deslizó este martes su consejero delegado Ángel Cano, en la presentación de resultados del primer trimestre, en las que el grupo ganó 1.536 millones, un 146% más.
"Siendo más grandes seremos más rentables y poder alcanzar ese nivel de rentabilidad antes de que lo hagan otros", aseguró Cano, que considera que habrá otro baile de fusiones en un plazo de dos años. Precisamente, esa ronda terminará de conformar un sector con menos de ocho entidades. Sin embargo, los primeros movimientos de concentración entre la banca mediana (Kutxabank, Ibercaja, Unicaja, Liberbank, Abanca o BMN) comenzarán a producirse en el plazo de un año, según confirman en el sector. Incluso, algún alto ejecutivo reduce el plazo a finales de este mismo ejercicio.
Un informe de la entidad presidida por Francisco González estima que los seis bancos regionales no tendrán más remedio que iniciar procesos de consolidación entre sí ante la presión por lograr rentabilidades de doble dígito. “Todos ellos tienen el mismo modelo de negocio, son líderes en sus mercados de origen, por lo que su consolidación tiene todo el sentido de cara a buscar economías de escala”, afirman los analistas de BBVA. “Aún es pronto para que se ponga en marcha este nuevo proceso de consolidación, pero estimamos que se producirá a medio plazo”, asegura el informe de BBVA sobre el último ‘road show’ de Liberbank.
Alta presión sobre la rentabilidad
"La presión sobre la rentabilidad de la industria será muy elevada en los próximos años. En lo que no podemos dejar de trabajar es en generar ratios de rentabilidad por encima de la media del sector que siempre serán más bajos que al inicio de la crisis. La alternativa es la consolidación", enfatizó Cano.
El ROE actual del banco, un indicador que mide la rentabilidad de su negocio (beneficio respecto a recursos propios), se dispara hasta el 9% gracias a los beneficios extraordinarios de su desinversión en China. El objetivo de BBVA es alcanzar el doble dígito antes de 2020.
Precisamente, la rentabilidad no es sólo una preocupación de las entidades. También del Banco Central Europeo (BCE), el nuevo regulador de la industria del viejo continente. La institución presidida por Mario Draghi ha solicitado a todas las entidades que le detalle sus planes a 3 y 5 años para alcanzar un nivel de ROE del 8%. El doble dígito parece una ardúa tarea. Incluso, José María Roldán, presidente de la Asociación Española de Banca (AEB), considera que la ansiada rentabilidad del 10% no se generalizará al conjunto de la banca hasta dentro de una década y nunca debería llegarse a niveles anteriores a la crisis (20%).
Para lograr este objetivo será fundamental la tendencia de precios tanto en el activo como en el pasivo. Tanto Santander, a través de su consejero delegado José Antonio Álvarez, como BBVA, mediante su presidente Francisco González, y este miércoles su CEO, han alertado de que puede estar cerca el día en que las operaciones dejen de ser viables económicamente para las entidades. No sólo porque la rebaja de precios no genere ningún margen a la entidad sino porque la necesidad de generar negocio lleve a rebajar los umbrales mínimo de riesgo de una operación.
Para evitarlo, el BCE tiene previsto introducir una nueva normativa en la que convertira a los consejeros de las entidades en responsables de la política de precios tanto en el pasivo como en el activo para evitar que se creen nuevas burbujas. De hecho, el regulador europeo actuará contra los consejeros en caso de que sus políticas de riesgos sean desproporcionadas. Una limitación que está bien acogida por parte del sector. "Esta medida habría ayudado a frenar la guerra de los depósitos que vivió la banca española en 2010 y que tuvo un impacto de algo más de 40.000 millones en el margen neto de la industria española", se lamenta un alto ejecutivo.
Mejora la aportación de España
Las compras en España ayudarían a BBVA a mejorar la contribución de la división nacional a los resultados globales del grupo. A cierre de marzo, la división española suma el 15% de los beneficios totales. El objetivo de la entidad es que aumente hasta niveles del 25%-26% en los dos próximos años para alinearse a su contribución al margen neto que ya alcanza esos niveles. "Mientras siga teniendo México crecimientos a doble dígito y contribución al margen neto del 35% será difícil que sea superado por España", explicó Cano.
El negocio doméstico de BBVA aportó 347 millones de euros a los beneficios totales del banco, lo que supone un descenso del 9,6%. Por su parte la actividad inmobiliaria en España sigue aportando pérdidas, que hasta marzo alcanzaron los 154 millones. España mostró una mejoría de la actividad bancaria, con un aumento de las nuevas operaciones de financiación a pymes (40%) y consumo (31%). En todo caso, el saldo total de crédito cae en el primer trimestre un 0,6% principalmente porque los vencimientos de hipotecas concedidas en años anteriores son aún superiores a la nueva producción (que crece un 19%). La morosidad se redujo al 5,9% y la cobertura alcanza el 46% tras reducir el deterioro de activos.