El fenómeno Blablacar ha revolucionado el mercado del transporte español durante 2013. En este año, según fuentes de la empresa para compartir coches, los usuarios en España han crecido "tres veces más rápido" que en Francia, de donde es originario el website. Seis millones de usuarios tiene la página en toda Europa (está presente en España, Portugal, Francia, Reino Unido, Italia, Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo, Alemania y Polonia) mientras que un millón de personas viajan cada mes con ellos a lo largo y ancho del continente.
Todo un rejonazo para las cuentas del transporte tradicional, que ve cómo los jóvenes optan masivamente por un sistema más dinámico, más rápido, más flexible y más barato. Con la posibilidad de que te dejen en la puerta de tu casa, con la posibilidad de conocer a gente interesante y sin un autobús que se marcha y te deja tirado. También sin dejar por el momento impuestos, cosa que sí hacen las compañías de transporte, que han denunciado que Blablacar "no paga impuestos, obligaciones de carácter social, no tienen trabajadores..." y por tanto está "practicando una competencia ilegal a las empresas legalmente establecidas y autorizadas para hacer transporte público interurbano de viajeros por carretera", asegura a este medio José Luis Pertierra, director de Fenebús. La asociación empresarial no se corta y ha pedido el "cierre" de Blablacar, en una reclamación que cursaron a finales de enero. Han denunciado la situación a Transportes, a la Defensora del Pueblo y lo harán a la CNMC por 'competencia desleal'. También a la propia Dirección General de Tráfico, que ya les ha respondido que no tienen competencias al respecto. Consideran desleal que la propia web indique que "hay más de un millón de conductores dispuestos a hacer sin licencias los servicios que otros hacemos con todo en orden".
Los transportistas denuncian casos en los que personas están utilizando el transporte de pasajeros como negocio sin autorización y sin pagar impuestos
En efecto, Blablacar no paga ni un duro de impuestos en España. Vincent Rosso, manager para España y Portugal, lo explica porque "la reserva es gratis y por tanto no tenemos facturación de ese servicio. Es un pago de mano a mano y no se puede facturar sobre ese tipo de actividad". Sin embargo, su importancia en el mercado de transporte es tal que, tal y como ha pasado con la regulación del crowdfunding, es de esperar que acabe siendo regulado y, sobre todo, que se acabe tasando la actividad. El presidente de la empresa Frédéric Mazzela anunció a Vozpópuli en noviembre de 2013 que a lo largo de 2014 Blablacar instaurará un sistema como el que ya lleva dos años rigiendo en Francia: con una reserva de asientos mediante pago con tarjeta de crédito. Según Rosso, desde este momento sí podría pagarse "tanto el IVA como los impuestos correspondientes".
Para Gema Botera, directora del departamento de Derecho de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Europea de Madrid, se trata de una situación compleja aunque "el problema que subyace es de recaudación de impuestos y de competencia desleal con la empresa transportista. Los Estados ven que están perdiendo impuestos y a eso se suma la presión de las empresas de transporte. La nueva tecnología ha favorecido estas relaciones y esta comunicación rápida e instantánea y el legislador siempre va por detrás. En todas las cuestiones que se generan en la red el legislador va muy lento".
La diferencia entre usar la web o lucrarse
Botera entiende las reclamaciones de las patronales del transporte y cree que se entra "evidentemente" en competencia desleal. Sin embargo, considera que un cierre de la página, tal y como solicita Fenebús, está por el momento lejano ya que "tendría que venir por la vía judicial, cerrar una web es una medida muy grave". La experta considera evidente que ha de haber una regulación que elimine estos desequilibrios, y recuerda que "la ley del consumidor no afecta a este servicio, por lo que no podría reclamar a Consumo ante una insatisfacción". También tiene sus dudas sobre cómo actuarían los seguros en caso de un problema en el vehículo.
El vacío legal es evidente: los transportistas alegan violaciones de la competencia pero Blablacar recuerda que "la primera regla es que los conductores no pueden ganar dinero"
Fenebús cree que, más allá de un mero intento de compartir gastos, mucha gente lo está utilizando como forma para hacer servicios de transporte con intención de lucrarse sin tener ningún tipo de permisos: "Esto al final en algunos casos puede derivar en la práctica de un transporte público sin autorizar: un conductor que se anuncia en un viaje de Almería a Madrid y le salen muchos acompañantes, llena el coche a la ida y a la vuelta y ve que es un negocio, y se continúa anunciando para practicar un transporte público sin autorizar. Se han producido violaciones como consecuencia de la práctica de este tipo de transportes". Fenebús reúne los intereses de unas 1.800 empresas de transporte por carretera, que dan trabajo a unas 35.000 personas según sus propios datos.
Pero el vacío legal es evidente: Vincent Rosso se defiende alegando que Blablacar es "una plataforma de persona a persona, ponemos en contacto conductores con pasajeros que quieren compartir los gastos de viaje en un coche privado. La idea es una ayuda y aliviar el bolsillo y los costes de transporte. No entendemos muy bien la postura porque el coche de 5 plazas existe desde hace mucho tiempo y nadie ha cuestionado la competencia deslal de cara a los autobuses. No hay una ley que diga que está prohibido hacer eso, es como si alquilamos un barco con varios amigos, la primera regla de la web de Blablacar es que los conductores no pueden hacer beneficios". Pero algunos sí que los hacen, de manera más o menos recurrente.
¿Cómo controlar que un conductor tiene el carné de conducir en orden, puntos suficientes para estar al volante y que está al corriente del pago de sus seguros?
Fenebús no está sola: la apoyan otras asociaciones de taxistas y también de coches de alquiler con y sin conductor. Su petición de cierre de Blablacar suena a matar moscas a cañonazos ya que, si bien es cierto que hay personas que pueden usar la web para lucrarse, la gran mayoría sólo busca ahorrar en sus desplazamientos en momentos en que el poder adquisitivo de la gente joven no es muy boyante. Gema Botera puntualiza que "lo que caracteriza al empresario o al comerciante en el código de comercio es la reiteración en una actividad. No tengo la sensación de que esto sea algo puntual y puede haber gente que se dedique a ganar dinero con el sistema. Habría que demostrar la frecuencia con que se lleva a cabo la actividad, si es una vez al mes difícilmente un tribunal consideraría que hay un afán de lucro. Los transportistas se han levantado en armas porque ellos pagan muchos impuestos y seguros mientras los otros pueden hacer el mismo trabajo sin pagar impuestos ni tener ninguna licencia".
Una web premiada
Aunque las dudas legales son comprensibles, hasta ahora la historia de Blablacar venía siendo una historia de éxito total, por lo que un cierre del sitio no sólo sería complicado en términos legales, sino que convulsionaría a cientos de miles de personas. El perfil de Facebook de la página en España ya ha superado el millón de seguidores y en él los community managers de la empresa preguntan a dónde va a viajar la gente en fin de semana y reciben decenas de respuestas. Para este weekend del 15 y 16 de marzo de 2014 hay un destino favorito entre el usuario español: Valencia y sus Fallas.
Desde la empresa francesa esgrimen su éxito como emprendedores, el servicio que dan a la gente e incluso el apoyo institucional: "Hemos tenido un acuerdo de promoción y colaboración con el Ministerio de Industria para fomentar el ahorro sostenible. Colaboramos con la sociedad de transporte de la Ciudad Universitaria de Madrid. Somos emprendedores que sacan partido a las nuevas tecnologías".
De momento, Blablacar cuenta con un favor mayoritario de los usuarios españoles, con una altísima penetración en universitarios y jóvenes trabajadores. La empresa manifiesta su intención de introducir la reserva previa con pago con tarjeta a lo largo de este 2014.
Por último, esta el tema de la seguridad de los viajeros. ¿Cómo puede Blablacar controlar que un conductor tiene el carné de conducir en orden, puntos suficientes para estar al volante y que está al corriente del pago de sus impuestos? "Nosotros no podemos sustituir a las autoridades, argumenta el responsable de la empresa en Iberia: "Por ley cada conductor es responsable de tener un seguro de coche, es una obligación porque lo dice la ley. Los seguros a terceros cubren a los ocupantes del coche y los daños a otros vehículos, aunque no al conductor. Nosotros no tenemos medios técnicos para certificar que los datos que facilitan son correctos. Si tienes un coche tu obligación es tener carné de conducir, puntos en el carné, un seguro de coche, son muchas obligaciones, y es responsabilidad del conductor".
Tal vez, un futuro sistema similar al francés acabará con muchas dudas legales de este tipo. Pero entonces, ¿seguirá contando Blablacar con el favor mayoritario de los usuarios? Muchos manifiestan que introducir el pago con reserva previa supondría la muerte del sistema, pero en otros países parece funcionar, y posiblemente aún así sería más barato que los autobuses regulares. Otras webs como Amovens son de capital español y ofrecen un servicio muy similar, de momento sin indicar en ningún momento que vayan a cobrar por la intermediación. La empresa española argumenta así la duda legal sobre el seguro: "Siempre y cuando se cumplan las condiciones generales de uso y los usuarios únicamente compartan estos gastos del viaje, los pasajeros quedarán cubiertos de la misma forma que si fueran amigos y/o conocidos que contribuyen a la cobertura de tales gastos". Es decir, en que los conductores obtengan o no beneficio está la clave legal.