Economía

Bruselas vuelve a meter presión a España al compararla con la 'enferma' Eslovenia

La Comisión no quiere que España levante el pie del acelerador y amenaza con examinar con lupa los planes de reforma. Los malos datos económicos mundiales pueden impedir que se cumplan los pronósticos de crecimiento de Guindos.

El Gobierno se empeña en transmitir tranquilidad. Este año no habrá nuevas medidas impuestas por Bruselas, sostienen. Pero este martes la Comisión Europea volvió a elevar la presión sobre el Gabinete de Mariano Rajoy. 

El equipo dirigido por el comisario Olli Rehn tiene la firme intención de incluir a España en el pelotón de los torpes, aquellos países con unos desequilibrios económicos excesivos y que por tanto pueden suponer un peligro para la estabilidad del conjunto de Europa. 

La Comisión podría ponernos este mismo miércoles al mediodía en la foto junto a Eslovenia, el próximo país abocado a un rescate por su exorbitante déficit por cuenta corriente. Un sambenito que entra en clara contradicción con toda la argumentación del Ejecutivo español que asegura que el comienzo de la recuperación está a la vuelta de la esquina.

Según fuentes comunitarias, el Gabinete de Rajoy llevaba días peleando con el fin de que no se identificase a España como un riesgo sistémico para la economía de la zona euro.

Pero en Bruselas no quieren que los españoles levanten el pie y se relajen con las reformas. La Comisión nos dará un suspenso al menos en los apartados de desempleo, deuda pública y privada, déficit por cuenta corriente e inversión extranjera.

Consecuencias para España

¿Y esto que implica? El Gobierno debe enviar a finales de abril su plan nacional de reformas con todas las medidas anunciadas recientemente por Rajoy para estimular la economía y el empleo. Y la Comisión debe emitir su dictamen sobre estos planes en mayo.

“Este aviso a España significa que la Comisión se va a mirar al detalle todas las propuestas y que pedirá más medidas si lo estima necesario”, explican fuentes de Bruselas. La Comisión prevé que el Reino de España acabará 2013 con un déficit del 6,7 por ciento si no se aplican nuevos ajustes.

Si no se cumpliese con esas nuevas recomendaciones, entonces España sería penalizada con multas de hasta 1.000 millones de euros. La Comisión se queja de los retrasos en la formación de una autoridad fiscal independiente, la reforma eléctrica, la de las pensiones o la de los servicios profesionales.

Peores datos de lo esperado

Y éste no es el único quebradero de cabeza para el Gobierno. Pese a que el ministro Luis de Guindos insiste una y otra vez en que hacia finales de año estaremos retomando la senda del crecimiento, los últimos datos económicos, sobre todo en Estados Unidos y Europa, apuntan a un empeoramiento de las perspectivas mundiales.

En las últimas semanas, algo se ha revertido en la economía global y vuelve a oler a podrido pese unos movimientos de los mercados que simplemente anticipan nuevas inyecciones de liquidez, desde Japón hasta Estados Unidos y muy seguramente acabando por Europa, por mucho que aún se resista el BCE.

Los PMI de producción manufacturera y de servicios muestran claros indicios de un fuerte deterioro en la eurozona. Las cifras de consumo también caen. Y el paro ha alcanzado en la UE el 12 por ciento, el máximo desde que existe la Unión.

En EEUU, las estadísticas más recientes de desempleo resultaron decepcionantes. Incluso las autoridades chinas han declarado que crecerán a ritmos más lentos.

Así las cosas, se antoja más difícil que los pronósticos de Guindos de empezar a crecer en el cuarto trimestre se vuelvan realidad, y ello explica el renovado nerviosismo del Rajoy y su Gabinete. El presidente ha retomado la cruzada para lograr que el BCE reaccione y actúe, sabedor de que hoy por hoy la institución presidida por Mario Draghi es la única que puede salvarle los muebles.

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