La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) decidió esta semana incrementar los tipos de interés en 25 puntos y dejarlos en en un rango estimado entre el 0,5% y el 0,75%. Se ha especulado con la posibilidad de que la decisión alimente subidas de tipos también en Europa, pero parece poco probable que el Banco Central Europeo (BCE) decida seguir la estela de la Fed y tomar una decisión así a corto plazo. Los expertos creen que habrá que esperar a 2019 para que esto suceda en el Viejo Continente.
Y es que la situación de EE.UU no tiene nada que ver con la de Europa. La economía norteamericana crece con fuerza, tiene la mitad de paro que la eurozona y un nivel de inflación mucho más consolidado. En este contexto, es normal que el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) de la Fed decidiera subir los tipos el pasado miércoles por primera vez en un año y por segunda vez en una década.
En cambio, la semana pasada, el BCE decidió avanzar en sentido contrario. Su presidente, Mario Draghi, decidió prorrogar de nuevo el programa de compra de activos, al menos, hasta finales de diciembre de 2017, lo que inicialmente aplaza cualquier subida de tipos. Eso sí, con una novedad, desde abril el importe de compras mensual se reducirá a 60.000 millones, frente a los 80.000 millones que comprará hasta finales de marzo de 2017.
En Europa el crecimiento sigue débil, el paro aún es elevado y la inflación no se ha estabilizado
Y no parece que la decisión de la Fed vaya a acelerar la subida de tipos en Europa, donde el crecimiento aún es débil, el paro muy alto y la inflación demasiado baja y alejada del objetivo del 2%. Los analistas consultados por Vozpópuli, ven muy difícil que se puedan ver subidas de tipos en Europa en los próximos dos años y retrasan esta decisión, al menos, hasta 2019. Anticiparse podría poner en riesgo la recuperación.
Los expertos creen que son los problemas propios de la eurozona los que tienen que marcar la hoja de ruta del BCE y no la Fed. Desde Intermoney, el jefe de análisis, Francisco Vidal, está convencido de que Draghi mantendrá el tono de la política monetaria al menos hasta 2019. Y tiene una explicación. Las medidas expansivas operarán todo 2017 y empezarán a retirarse en 2018, pero de forma progresiva. Así que habrá compras de activos, casi seguro, hasta verano de 2018, lo que retrasa cualquier subida de tipos a 2019.
El escenario al que se enfrenta Europa, según Vidal, es muy diferente al de Estados Unidos y sería un error actuar de la misma forma. Además, el BCE tiene que pensar en una política monetaria para países muy dispares y con economías que evolucionan a ritmos diferentes, por lo que en ningún momento se puede hablar de situaciones homólogas ni homogéneas.
Los expertos creen que no se hablará de subir los tipos hasta 2019
Por eso, los tipos seguirán estructuralmente bajos, al menos, durante dos años, una buena noticia para los hipotecados, que no verán como suben los precios de sus hipotecas. Para los bancos, en cambio, la noticia no pinta tan bien. Las entidades llevan tiempo quejándose de la baja rentabilidad que les está causando la política del BCE y parece que no les va a quedar otra que seguir aguantado.
El analista de XTB Rodrígo García coincide con Vidal en que lo ocurrido en la Reserva Federal no motivará ningún cambio en la política del BCE ni en otros bancos centrales como el de Reino Unido o Japón. La situación de Estados Unidos es específica y justifica la decisión de la Fed, pero eso no significa que esa política se pueda replicar en otras partes del mundo. “Para nosotros no cambia nada”, señala.
El BCE, según explica, debe fijarse en el crecimiento y la inflación de la zona euro y no en lo que hace la Reserva Federal. A su parecer, en 2017 es totalmente imposible que veamos una subida de tipos, en 2018 va a ser muy difícil y en 2019 se podría empezar a plantear la posibilidad. Pero antes tendrá que frenar por completo las compras y otras políticas expansivas destinadas a reactivar la economía, como en su día hizo la Fed.